Con sangre, sudor y lágrimas

Di María firma el solitario gol de un partido en el que el árbitro, Clos Gómez, y un ramplón Sevilla impidieron que se viera un buen espectáculo.





La acumulación de partidos empieza a hacer mella en el Real Madrid. Si a eso le unimos las ocho bajas del equipo madridista, es normal que de vez en cuando salgan partidos ‘rana’ como el que se vio ante el Sevilla. Sin Xabi Alonso  en el once, este equipo está huerfano de fútbol. Ni Lassana Diarrá ni Khedira tienen los galones que sí posee el internacional español, que es indiscutiblemente el faro de este equipo. Y la ausencia del tantas veces criticado Marcelo también se hizo notar. Y es que Arbeloa, aunque le pone toda la voluntad del mundo en el lateral izquierdo, en ataque no tiene la chispa que sí posee el brasileño.

Sin fútbol en el medio campo, y sin gente capaz de sorprender desde la segunda línea, la primera parte del partido fue, como se dice vulgarmente, un coñazo. Y el Sevilla, con un doble pivote de perfil recuperador (Zokora y Romaric) y un lateral reconvertido a interior (Konko), tampoco puso mucho empeño en que se viera un gran espectáculo en el Bernabéu. Porque las ocasiones que se vieron en la primera vinieron todas ellas o bien de disparos lejanos o en jugadas a balón parada. Y así no es de extrañar que los gestos más vistos en los aficionados del estadio madridista fueran o bien los pitos o bien los bostezos.

Una primera parte infumable

Cristiano Ronaldo, muy desdibujado sin un pasador como Xabi Alonso, fue una vez más el que más voluntad le puso, aunque todas sus intentonas vinieron a balón parado, las cuales fueran repelidas sin problemas por un Palop que se pasó más tiempo perdiendo tiempo reteniendo el balón en los saques de puerta que intentando jugar al fútbol. Di María, con un disparo envenenado desde 30 metros, es quien más hizo esforzarse al cancerbero sevillista, todo un experto en provocar al respetable. Y el Sevilla, con sendos remates de Escudé y Romaric, también tuvo sus oportunidades de adelantarse en el marcador, algo que hubiera sido injusto para el planteamiento rácano que había planteado Gregorio Manzano.

FICHA TÉCNICA


R. Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Arbeloa; Lass, Khedira (Granero, min. 61) ; Di María, Özil (Albiol, min.80), Cristiano Ronaldo; y Benzema (Pedro León, min.61).

Sevilla: Palop; Dabo, Cáceres, Escudé, Fernando Navarro; Zokora (Alfaro, min.84), Romaric, Konko (Acosta, min.78), Capel; Luis Fabiano y Negredo.

Gol: 1-0: Di María (min.76)

Árbitro: Clos Gómez (Comité Aragonés). Mostró amarilla en el Real Madrid a Di María (min. 59), Pepe (min. 64), Lass (min.69), Arbeloa (min.69), Özil (min.78), Pedro León (min.87), Sergio Ramos (min.89); y por el Sevilla a Zokora (min.80) y Cáceres (min.85). Expulsó por doble amonestación a Carvalho (min. 45 y 63), y a Dabo por roja directa (min.90)

Incidencias: encuentro disputado en el estadio Santiago Bernabéu, al que acudieron 70.000 espectadores. Durante varios minutos hubo cuatro porterías sobre el césped del estadio.

Tras los 15 minutos de descanso de rigor, el encuentro pareció ir por momentos por los mismos derroteros, aunque el cansancio de ambos equipos hizo que las porterías de ambos conjuntos se visitaran con algo más de frecuencia. Konko, muy torpe a la hora de dar el definitivo pase de gol a Negredo, marro la primera gran ocasión de la segunda parte. Y el ex canterazo, muy motivado, demostró que su corazón sigue latiendo por el Madrid al fallar un claro mano a mano con Casillas.

Con el Sevilla haciéndose por momentos dominador del choque, y con Clos Gómez dejando a los hispalenses que perdieran todo el tiempo del mundo y más, fue el propio árbitro quien, expulsando de manera rigurosa a Ricardo Carvalho, acabó despertando a un Madrid que, con las salidas al campo de Granero y Pedro León por unos desdibujados Benzema y Khedira, se comió a los de Manzano en los últimos minutos.

Di María dicta sentencia

Con el Bernabéu encendido por el penalti no señalizado sobre el ‘Pirata’, y con el árbitro enseñando tarjetas amarillas a los jugadores del Madrid como si de regalos de Navidad, llegó el tanto salvador de Di María. El argentino, en apenas una baldosa del área, dio toda una exhibición de cómo driblar a un portero sin apenas moverse del sitio, y Palop, muy ‘crecidito’ con sus bravuconadas a lo largo de toda la noche, no le quedó más remedio que poner cara de tonto cuando vio al balón entrar en la portería.

Fue verse por detrás en el marcador cuando el Sevilla y Gregorio Manzano se dieron cuenta que estaban jugando al fútbol y no una partida de ajedrez. Pero sus tímidas embestidas no pudieron frenar a un Madrid que, con uno menos, se hizo más solidario que nunca. Fruto de la impotencia, jugadores como Acosta y Dabo perdieron los nervios, lo que le costó la expulsión. Fue el epílogo de un partido feo y ramplón que fue reanimado por un pésimo árbitro y una afición, la del Bernabéu, que llevó en volandas a los suyos hacia la victoria.