De hecho, en los mentideros futbolísticos se había filtrado que en principio iba a ser un árbitro de la tierra en la que se disputaría la final, en este caso Valencia, el encargado de pitar el partido entre los dos grandes rivales de nuestro país. Y esa plaza parecía que ni pintada para Mateu Lahoz, un árbitro que puede fallar más o menos pero que no se deja influenciar por las quejas, volteretas y demás menesteres que utilizan determinados jugadores para buscar la protección del árbitro de turno. De hecho, Mourinho hubiera estado encantado con la designación de Lahoz. Con Undiano, a buen seguro, que mucho menos. A estas alturas de la película nadie se explica el porqué de la designación de Mallenco en detrimento de Mateu Lahoz. Igual algunas opiniones favorables de Mourinho vertidas hacia el árbitro valenciano en varias ruedas de prensa echaron para atrás su designación.
Casualmente, el elegido ha sido Undiano Mallenco. El navarro será recordado por el pésimo arbitraje que ofreció el pasado curso en el Barcelona-Real Madrid del Camp Nou en el que dio un gol ilegal en fuera de juego a Ibrahimovic y no pitó un penalti de Piqué a Cristiano Ronaldo. De hecho, si hiciéramos una encuesta seguro que están más contentos en el Camp Nou que en el Bernabéu con la designación de Mallenco para este partido. Por algo será.
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