Cuestión de orgullo

Resulta que sí, que hoy el Real Madrid tiene partido oficial. Tras la vorágine de clásicos saldados con título de Copa para el Madrid y final de Champions para el Barcelona, llega la Liga. Oculta entre los árboles llega la competición doméstica que para el Madrid, salvo sorpresa histórica, empieza a ser un pegote de aquí a final de temporada. Máxime después de que la UEFA le pegara ayer al Madrid el palo del siglo en forma de sanción para su entrenador.

Entre el uefazo, la resaca de clásicos y la multitud de nombres que ya empieza a circular por los mentideros del club blanco, Mourinho y los suyos afrontan ese trámite llamado Liga. Además, la visita al Sánchez Pizjuán no es la más cómoda para un equipo que vaya sin ganas. Algo que está por ver todavía. Como también está por ver la mezcla que, en condiciones normales, hará Mourinho entre sus habituales titulares y algunos suplentes.

Pese a que no deja ser un partido con muy poco en juego para el Madrid, la idiosincrasia del club blanco impide la relajación. Además, tras la derrota en el último partido liguero ante el Zaragoza, los blancos no pueden emborronar su hoja de servicios esta temporada dejándose llevar por los campos de España, sobre todo porque Mourinho estará muy atento de aquellos que se dejen llevar más de la cuenta. La planificación de la próxima temporada ya está en marcha, aunque sin olvidar la presente. Y el Sevilla no está para regalar nada, precisamente. Es cuestión de honor.