Cristiano Ronaldo anotó dos faltas calcadas que le hacen entrar en la historia

Gran primera parte del Madrid en El Madrigal. La segunda, mucho más floja. Cristiano, protagonista, anotó dos golazos de falta.





El Real Madrid de Mourinho ha desarrollado un extraño instinto en sus últimas salidas que viene a fastidiarle al equipo local su puesta en escena. Ocurrió en Bilbao, Valencia o Sevilla. Y como Villarreal era la última salida oficial de la temporada, el monstruo blanco no quería dejar sus poderes para el próximo curso y volvió a demostrar que este fenómeno no era simple azar. Queda patentado.

Y es que los blancos saltaron al césped de Villarreal como si se jugaran Liga, Copa y Champions, es decir, honrando el escudo que defienden. Para no dejar duda de su compromiso, Xabi Alonso, Benzema y Granero se afilaron los colmillos para asfixiar la parte más peligrosa del Villarreal, el centro del campo. La estrategia funcionó. Si a eso añadimos que Mourinho realizó la enésima probatura en lo que a sistema se refiere, con tres centrales y dos carrileros, el Madrid se comió a los amarillos con aceite y vinagre.

Fue a través de la especialidad de la casa, es decir, el contragolpe, como Marcelo abrió la lata. Un despeje de balón de Pepe fue mejorado a pasos agigantados en un par de toques por el medio. El lateral brasileño, con más libertad de la que acostumbra ya por antonomasia, se presentó delante de esa torre de casi dos metros llamada Diego López. No se puso nervioso, para nada. Toque con el exterior y torre al suelo. El primero ya estaba en la cazuela.

No fue Cristiano el que abrió la lata. Cosa rara por otra parte viendo la trayectoria del luso. Sin embargo, nadie esperaba que CR7 se fuera sin marcar. Era matemáticamente imposible. Los 38 tenían que caer. La forma no pudo ser mejor para el madridismo, una falta directa. Cristiano agarró el balón, lo mimó, lo clavó en el suelo y lo descosió. Fue un tres, dos, uno, fuera en lo futbolístico. El misil teledirigido del portugués superó la barrera y quebró el guante desesperado de Diego López. Hugo Sánchez y Zarra ya tenían compañero de visita. Un portugués se sumaba a la fiesta del gol aunque la compartiría apenas 70 minutos.


Ficha técnica:

1. Villarreal: Diego López, Mario, Marchena, Musacchio, Capdevila; Senna (Nilmar, m.72), Bruno, Cani (Cazorla, m.67), Borja; Rossi y Marco Ruben (Cicinho, m.85).

3. Real Madrid: Casillas, Arbeloa, Sergio Ramos, Carvalho, Marcelo; Pepe, Granero (Albiol, m.86), Xabi Alonso, Kaká (Ozil, m.69); Benzema (Di María, m.62) y Ronaldo.

Goles: 0-1, m.17 Marcelo. 0-2, m.22 Cristiano Ronaldo. 1-2, m.51 Cani. 1-3, m.92 Cristiano Ronaldo.

Árbitro: Undiano Mallenco (C. Navarro). Amonestó por el Villarreal a Borja Valero, Marchena, Cani, Bruno y Capdevila, por el Real Madrid a Alonso.

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 37 de Primera División disputado en el estadio de El Madrigal ante 22.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del terremoto de Lorca.

Cuando parecía que al Madrid sólo le faltaría ponerle la cifra al marcador visitante, el Villarreal se encendió. Se encendieron sus jugadores y sus aficionados. Tal vez recordaron que aún tenían la mínima esperanza de acabar terceros en Liga o que la vergüenza torera les impedía dar mala imagen. Sea como fuera, los amarillos le quitaron el balón al Madrid y le cortocircuitaron. Kaká desapareció, Alonso estaba más pendiente de robar el balón que de jugarlo y los centrales pasaron de vivir el partido en la tumbona a hacerlo con el mono de trabajo. Fue en una galopada en estampida del Villarreal cuando Cani le ganó la espalda a Arbeloa y le dio emoción a un partido que estaba sin ella. La vida volvía a El Madrigal.

De hecho, los de Mourinho pasaron ciertos apuros tras el recorte de su renta. Pepe, Carvalho y Ramos multiplicaron sus esfuerzos para que Casillas no tuviera que intervenir. Y no lo hizo aunque el Villarreal ya había logrado voltear el porcentaje de la posesión y pretendía hacerlo también con el marcador. Igual con más ímpetu del necesario, pero ganarle al Madrid, aunque sea en estas circunstancias, siempre da minutos de televisión y radio. Poco faltó para la igualada, sobre todo en un balón que se paseó a escasos metros de la línea de gol de Casillas sin que ningún alma caritativa la empujara. Fue el último conato de empate. No hubo más.

El hecho de que Cristiano Ronaldo siguiera con sus 38 goles sobre el campo era el mayor de los alicientes. Di María se obcecó en buscarle en demasiadas ocasiones estropeando varios contragolpes basados en el ansia y la obsesión. Justo lo que no tenía el protagonista. Una falta que Marchena le regaló a Di María fue la antesala del gol del récord. Y es que el 39 en Liga fue un gemelo del 38. Falta en idéntica posición. Misma preparación y clavado desenlace. Trallazo de CR7 superando la barrera y Diego López que sólo pudo aplaudir a su ejecutor. Cristiano ganó el partido, selló el pichichi, la Bota de Oro y entró en la historia. Poco más se puede decir. Sólo que con dos gemelos, el luso ya ha hecho historia. 38 y 39 tienen la culpa.