Tanto Enrique Cerezo como, sobre todo, Miguel Ángel Gil Marín, han dicho por activa y por pasiva que tienen ese compromiso verbal del Madrid y se aferran a él como alma que lleva el diablo. Sin embargo, parece que en la casa rojiblanca no tienen a bien llevar sus principios cuando son ellos los que quieren a un jugador de un equipo inferior al suyo.
En ese sentido, el Atlético ha utilizado unas malas formas alarmantes para llevarse al delantero del Deportivo de la Coruña, Adrián. Este fue renovado automáticamente por los coruñeses ya que por contrato así podía hacerse, mientras que el Atlético aprovechó la coyuntura para intentar llevarse al jugador sin pagar dinero alguno, según informó el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, que amenazó con llevar al Atlético a los tribunales si continúan las malas artes rojiblancas.
Después de ver cómo se las gastan Gil y Cerezo en los despachos, ¿es ético que ambos le reclamen a Florentino una pasividad total para no llevarse a Agüero? ¿No es demasiado evidente que los dirigentes atléticos se están aprovechando de cara a la opinión pública de una conversación íntima con el presidente blanco? Donde las dan las toman, dice el refrán.
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