El francés salió por la zona mixta del estadio merengue con esa sensación de sí pero no. Y es que Karim, que desde que está bajo la tutela de Mourinho parece haber profesionalizado todos sus movimientos tanto dentro como fuera del campo, ha pasado de ser un futbolista conformista a un obseso de la perfección o, al menos, de la búsqueda de la misma.
Su cara después de hablar con la prensa era la de un jugador contento por su actuación pero reflexivo con varias acciones en las que no estuvo inspirado. Un par de balones que le cayeron en las botas y que debieron haber acabado en el fondo de la portería contraria. Unas décimas de segundo que en el campo se transforman en horas y que marcan la diferencia entre el buen delantero y el excepcional delantero. Benzema sabe que está en proceso de transformarse del bueno al excepcional y, para ello, no debe fallar de cara a puerta en partidos de una trascendencia vital como suelen ser los que se disputan ante el Barcelona.
Por todo ello, y por si no había suficiente motivación en sus venas de cara al partido del miércoles, Mourinho ya le ha señalado como una de las claves del asalto al Camp Nou. Al acabar el partido en el Bernabéu y en Valdebebas, Mou le ha ratificado como titular para la vuelta y, además, le ha pasado la ‘presión’ extra de tener que marcar. La misión para Karim es esa ¿Logrará cumplirla a rajatabla?
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