Los 'antimadridistas' no le tragan. Ni en Barcelona, ni en la RFEF, ni en la UEFA. Para estas instituciones y organismos es una chinita en el zapato, porque dice las cosas tal y como las piensa, alejándose así del comportamiento típico propio de un técnico. Si Mourinho cree que los arbitrajes le perjudican en un partido o en una eliminatoria, tal y como pasó en las semifinales de la última Liga de Campeones, lo dice. Simplemente, expone sus dudas y deja que el mundo juzgue en base a las imágenes. Pero eso no gusta y, hablando claro, les jode.
Como el propio Mourinho afirma, lo suyo no es la hipocresía imperante en el fútbol moderno. Aquella que propugna el tirar la pieda y esconder la mano, aquella que se basa en la provocación constante, o en las malas artes disfrazadas de buen fútbol y buenos gestos de carácter superficial. El portugués es franco, directo, dice las cosas tal y como las piensa y por eso sus palabras no sientan bien en el mundo del balompié. El resultado es que tiene a una parte importante de la prensa fomentando una campaña de desprestigio en contra suya, mientras que las sanciones y los expedientes le llueven por todos lados, algo que por otra parte, al luso y al madridismo le trae sin cuidado.
Sin embargo, a pesar de que estos son, posiblemente, los peores momentos en su carrera deportiva, Mourinho tiene el respaldo del club y de sus seguidores. De la afición del 'Mejor Club del Siglo XX', de la afición madridista. En señal de ello, las peñas merengues tienen previsto darle este miércoles un baño de masas, para demostrarle que él es el técnico ideal para este club, aunque en algunos lugares se empeñen en sacar términos como el señorío o la historia del club. Porque ser un club respetuoso no implica callarse ante las injusticias o poner la otra mejilla. Porque ser madridista es tener orgullo y defender los intereses y la grandeza de esta institución, justo lo que está haciendo Mourinho.
Por lo tanto, Mourinho puede estar tranquilo. Por mucho que le muevan la silla, el madridismo le va a ayudar a no caer. Él es el guía que necesitaba este equipo, sin rumbo en las últimas temporadas. Él es el que le ha cambiado la cara y el juego al Real Madrid y él es el mejor indicado para revertir la moda pro-azulgrana que se ha instalado de forma peligrosa en los organismos y medios de comunicación en los últimos años. Y es que, aunque es posible que una parte del mundo esté contra el luso, el técnico no está solo. Tiene al madridismo de su parte y eso es mucho decir. Una afición que no se deja intoxicar y que lo apoya, con sus aciertos y errores, propios de cualquier persona. Porque Mourinho es madridismo y el madridismo es Mourinho. Y esa unión no se va a romper ni por culpa de los antimadridistas ni de la prensa anti-Mourinho. Al revés, su odio y desprecio hacia nuestro entrenador nos hará apiñarnos más que nunca en torno a su figura: José Mourinho, you'll never walk alone.
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