Victoria a base de 'piponazos'

El Real Madrid exhibe contragolpe en Cornellá y acaba goleando al Espanyol (0-4). Higuaín, con tres goles, estelar.





Cristiano Ronaldo tardó exactamente dos minutos en tocar su primer balón. Fue fácil percibirlo porque al hacerlo los decibelios de Cornellá se dispararon como de costumbre. Lo habitual es que el portugués tape esos silbidos de forma rápida. Dicho y hecho. Fue agarrar el primer balón y chutarlo con violencia a la portería de Cristian. Si el cuero diabólico no entró en la red fue porque la fortuna acompañó al portero local con un despeje defectuoso que no se transformó en pésimo porque el poste cobró vida propia.

Fue el primer aviso merengue, el del toque de corneta. El gol empezaba a mascarse, máxime viendo a un Espanyol muy presionante arriba que dejaba a su espalda una autovía para que los velocistas blancos pudieran lucir zancada a poco que estuvieran acertados. Y eso fue lo que pasó. Kaká sacó a pasear esa zancada elegante de cisne que Dios le ha dado, Cristiano le pisó un poco más al velocímetro e Higuaín hizo el resto. Un contragolpe mortal que acabó de la mejor forma, en la red del Espanyol. A menor número de toques, más mortífero es el picotazo. Ahí el pipita demostró que vuelve a cumplir cuando se le necesita.

Ficha Técnica:

Espanyol 0: Cristian, J.López, Forlín, Moreno, Didac, Márquez (Dátolo 67’), Baena, Romaric (Christian 73’), Verdú, Thievy (Weiss 55’) y S.García


Real Madrid 4: Casillas, Arbeloa, Ramos, Albiol, Marcelo, Xabi Alonso, Lass (Khedira 70’), Özil (Callejón 76’), Kaká (Granero 83’), Cristiano e Higuaín

Goles: 0-1 Higuaín (16’), 0-2 Higuaín (66’), 0-3 Callejón (81’), 0-4 Higuaín (89’)

Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Thievy, Javi López, Romaric, Lass, Weiss

Estadio: Cornellá El Prat. Casi lleno (35.000 espectadores)

El gol del Madrid calmó el partido. Al menos por parte blanca. Las revoluciones bajaron y el Espanyol lo aprovechó para verle la cara a Casillas, algo que no había sucedido hasta el momento. Un par de tiros desde fuera del área probaron los guantes del portero madridista. La campana desde descanso le llegó en el mejor momento al Madrid. Justo cuando decrecía en el partido y el Espanyol se hacía más grande.

Los instantes de titubeo blanco se borraron de un plumazo cuando Higuaín dijo basta. Con un buen desmarque y un gran envío de Arbeloa fabricó el 0-2. Ahí murió el Espanyol. Un zapatazo al primer toque, cruzado y a la escuadra que hubiera firmado el mejor delantero de Europa, pongámosle Cristiano, Rooney o Agüero, pero este fue obra del pipita. Un señor golazo, sin duda.

El Madrid necesitaba sentenciar el partido con un gol. Higuaín ya había cumplido. Dos goles del Madrid, los dos suyos, aunque luego habría más. Primero fue Cristiano el que le quitó la palabra egoísta de la boca a todos aquellos que le tachan de individualista para regalarle un gol a Callejón. Ahí empezó a abandonar la heroica Cornellá. Y es que un Madrid suelto y con espacios es sencillamente imparable.

La solicitud de perdón de Callejón por el gol a la que fue su grada contrastó con la picardía de Higuaín para volver a llevarse los focos gracias al tercer tanto de la noche en su cuenta particular. Su agudeza visual para darse cuenta de que Moreno no llegaba a un balón retrasado y su parsimonia para convertir en arte un balón cualquiera fueron la rúbrica a un partido en el que entró como parche de Karim y acabó saliendo como la gran estrella. Es lo que supone tener la mejor plantilla de Europa, que cualquiera te la arma.

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