De Platini se puede esperar cualquier cosa en este sentido. El franchute, muy próximo a todo lo que huela a barcelonismo, ha admitido a trámite un verdadero escándalo. En primer lugar porque sí que se habló en catalán en el Bernabéu en ese partido de ida de la Champions entre Madrid y Barcelona y, en segundo, porque si UEFA entra de oficio en insultos en el estadio del Real Madrid, lo primero que debe hacer antes es cerrar a cal y canto el Camp Nou. Así de claro.
Si hay un estadio en el que se insulta descaradamente a los jugadores del Real Madrid ese es el campo del Barcelona ¿O es que ahora nadie ha escuchado el simpático grito de ‘ese portugués, que hijo puta es’? ¿Y el puta España? A ver si ahora son alucinaciones de lo que el siempre correcto Guardiola calificó como central lechera. El problema es que atacar al madridismo se ha convertido en el deporte de moda, cuando lo que hay que hacer es mirarse el ombligo.
Por eso, si la UEFA no sólo no ha pasado de un escrito que miente y difama sino que encima le ha prestado atención, el Real Madrid debería interponer una denuncia ya mismo contra el Barcelona por los insultos a Cristiano Ronaldo, láser incluido sobre sus ojos ¿O es que el amigo Platini tampoco lo vio? Si la carta, con unos argumentos falsos ya es denunciable, el simple hecho de que la UEFA la acepte en lugar de tirarla directamente a la basura dice mucho de un Organismo podrido y del que el Madrid debería desmarcarse hoy mejor que mañana.
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