La Ponferradina visitaba el coliseo merengue este frío 20 de diciembre. Teniendo en cuenta que el resultado de la ida había sido un 0-2 y que el equipo tenía ya a varios jugadores de vacaciones como Di Maria o Kaká, Mourinho prefirió tirar de los menos habituales para completar la plantilla. Por ello, a Pepe se le presentó una ocasión idónea para coger el brazalete de capitán, ya que ni Casillas, ni Ramos, ni Higuaín ni Marcelo iban a estar ante los leoneses.
Tras ellos, el central es el jugador de mayor antigüedad en el Real Madrid, por lo que le llegaba el turno para liderar a los blancos sobre el terreno de juego. De esta forma, confirmaba su papel preponderante en el club al que llegó en el verano de 2007 y que le ha terminado por convertir en uno de los mejores centrales del mundo. De hecho, el futbolista demostró sus condiciones ante la Ponferradina, cuajando una magnífica actuación como en él es habitual.
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