Benzema apunta al Barcelona

El Real Madrid se impuso 0-1 en Málaga con tanto del francés que posibilita un nuevo clásico en cuartos de final de la Copa del Rey.





Tanto Real Madrid como Málaga tenían muy fresco el partido de ida disputado en el Bernabéu. Los primeros porque no podían repetir la primera parte jugada en Madrid y los segundos porque no querían repetir la segunda. Así que tocaba templar nervios por parte de uno y otro equipo. Fue matemática pura. El Real Madrid optó por quedarse la pelota, aun sin hacer daño a su oponente con el mantenimiento del cuero, y el Málaga por perseguirla sin morder en demasía. Un arranque medianamente lógico.

Los blancos sobaban el cuero de lado a lado. Se podían contar por minutos consecutivos las posesiones de pelota de los hombres de Mourinho. Eso sí, el Málaga vivía agazapado esperando cualquier mínimo error para pegar la dentellada al marco de Casillas. Fue el Madrid menos reconocible del estilo Mourinho, pues el contragolpe tenía espacio en el juego, y el que se apropiaba del mismo era el Málaga. Tanto Casillas como Caballero eran dos espectadores de butaca VIP.

Sólo con la cercanía del descanso llegaron los primeros conatos de oportunidad de gol. Primero fue Khedira el que encontró el guante del portero local en un remate forzado dentro del área que le costó marcharse al vestuario lesionado por entrada de Sergio Sánchez. Alguno pidió penalti en esa acción. Y a renglón seguido fue Sergio Ramos el que afeó un cabezazo en falta ensayada por culpa de su propio hombro. Rozó el palo. Le faltó un suspiro.

Ficha Técnica

Málaga 0: Caballero; S. Sánchez, Demichelis, Mathijsen, Monreal; Toulalan; Cazorla, Isco (Buonanotte 75'), Eliseu (Maresca 75'); Seba (Rondón 66') y Van Nistelrooy

Real Madrid 1: Casillas; Arbeloa, Ramos, Pepe, Coentrao; Xabi, Khedira (Özil 43'), Lass; Kaká (Marcelo 46'), Cristiano e Higuaín (Benzema 68')

Goles: 0-1 Benzema (70’)

Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Lass, Arbeloa, Demichelis, Rondon, Ramos. Expusó a Arbeloa (88’)

Estadio: La Rosaleda (28.000 espectadores)

Con el paso de los minutos el Málaga se desfondó. El físico le fue abandonando como el desodorante barato y el Real Madrid, sin necesidad de pisar el acelerador, fue haciéndose dueño de la situación de una forma cada vez más destacada. Ya no era simple posesión de balón. También empezaban a llegar las oportunidades de gol. Cristiano Ronaldo tuvo un cabezazo a tres metros de la portería que se encontró con una gran parada de Caballero. Una mano espectacular que dio paso a otra acción espectacular del portero local, aunque en esta ocasión desgraciada para sus intereses.


En el enésimo ataque de los blancos en el segundo tiempo, ya con Benzema sobre la hierba, el Madrid hizo diana. Lo hizo cuando menos se esperaba por el remate de Karim. La postura para impactar con el balón era buena. La colocación del cuerpo también. Sin embargo, el disparo no fue el mejor de su carrera, centrado y a las manos del portero. Nadie podía esperar a Caballero pasara de héroe a villano con tanta facilidad y en tan poco tiempo. Lo hizo. Como si tuviera las manoplas impregnadas en aceite la pelota se le resbaló bajó su cuerpo y acabó mansamente en el fondo de la red. Igual el cuero llevaba una sonrisa bordada pensando en el clásico que se avecinaba. Ahí ya sí que murió el Málaga.

El 0-1 dio al traste con cualquier conato de esperanza para los locales. El Madrid se limitó a controlar todavía más el partido. Ahí apareció un lunar, la expulsión de Arbeloa en un encontronazo con Monreal. La cara de Mourinho al ver la roja para su jugador no fue la de un entrenador clasificado para cuartos, más bien todo lo contrario. Pese a todo, el Real Madrid supo aguantar balón y marcador para meterse sin grandes agobios en unos cuartos coperos que depararán, salvo que Osasuna obre un milagro, un nuevo partido entre blancos y azulgranas. El madridismo sólo masca una palabra: venganza.