Cuatro minutos. Es el tiempo que tardó Lass en ver la quinta amarilla. Bien es cierto que el colegiado se la mostró por una acción aparentemente sin importancia con Marcos Senna, pero la misma le dejó marcado para los minutos siguientes. De hecho, el francés incluso rozó la expulsión en algunas acciones posteriores, lo que provocó que Mourinho se decidiese a tomar una decisión drástica con el jugador: le sustituyó a la media hora de juego, poniendo en su lugar a José Callejón y volviendo así a la táctica habitual tras salir con el trivote.
El centrocampista encaró el túnel de vestuarios con evidente cara de circunstancias. Sabía que no lo había hecho nada bien en los minutos que había tenido, desperdiciando una gran oportunidad que le había dado el técnico para demostrar su valía. Desde la llegada de Mourinho al banquillo blanco en el verano de 2010, tanto Lass como el portugués han tenido una relación de "amor-odio" que se ha traducido en un intento de salida del jugador del club y en presencias intermitentes en el once. Y lo visto este miércoles seguramente no contribuya a mejorar esta situación.
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