El Madrid flojeó y el árbitro le mató

Los blancos no jugaron un buen partido en Villarreal, pero se toparon con el arbitraje de Paradas Romero, que se cebó con ellos.





El cambio de entrenador en el Villarreal propició que el Madrid no tuviera referencias de su oponente más allá del color de camiseta, nombre de jugadores y estadio. Poco más. También es cierto que si un equipo es grande y sabe a lo que juega poco o nada debe importarle su oponente, salvo algún mínimo detalle. Esa máscara por descifrar de los amarillos hizo que Mourinho saliera al campo con ‘trivote’. Quizá demasiado respetuoso ante un equipo timorato con más miedo al descenso que otra cosa.

El propio Mourinho, ayudado por una tarjeta amarilla de Lass, se dio cuenta que había protegido en exceso a su equipo. Rectificó vía sustitución. Sacó al francés del campo y dio entrada a Callejón para tratar de darle más amplitud al campo. Falta le hacía. Y más combinación también. No estaba fino el Madrid, como si tuviera kilos de hierro en las medias o se fiara del magnetismo con el gol de sus delanteros para resolver.

Sólo a balón parado inquietaron los blancos al Villarreal en la primera parte. Pepe fue protagonista de varios remates de cabeza que rozaron el gol, especialmente uno sacado por Zapata casi sobre la línea de gol. Aun no se sabe con qué parte del cuerpo la sacó, aunque el movimiento con el tronco y el brazo no era muy alentador para el arbitraje de Paradas Romero, más preocupado de llenar de nombres su tarjeta amarilla que de otra cosa.


El Villarreal vivía de la táctica del conejo, esconderse y atacar. De hecho, en algún contragolpe Nilmar puso en aprietos a Sergio Ramos y a Casillas. Al central le robó la cartera en una ocasión que si no acabó en gol fue porque Casillas sólo se tira al suelo cuando el fuego es irremediable, estilo Robben en la final de la Copa del Mundo. Había ida y vuelta constante, sin un dominador claro, y eso no era lo que el Madrid esperaba de su indescifrable oponente.

Aun no había aparecido el fenómeno de Paradas Romero, pero el Real Madrid empezaba poco a poco a tomarle el pulso al partido. Tal vez no con la energía necesaria, pero sí con la suficiencia que necesitaba para adelantarse en el marcador. Y éste llegó en la mejor jugada del partido, en una combinación entre Cristiano Ronaldo y Özil. El alemán le dio una asistencia al portugués para que éste tumbara a Diego López y la clavara en la red. Un señor gol. Era un tanto que valía su peso en oro, concretamente ocho kilos traducidos en puntos de renta sobre el Barcelona. Sin embargo, había una persona, un árbitro, el tal Paradas Romero, que tenía muy claro que esa renta no podía acabar así.

VILLARREAL 1: Diego López; Ángel López (Martinuccio, min. 68), Zapata, Musacchio, Joan Oriol; Marcos Senna, Bruno, Mario, Cani (Camuñas, min. 60); Marco Ruben (De Guzman, min. 60), Nilmar.

REAL MADRID 1: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso, Lass (Callejón, min. 28 (Altintop, min. 45)); Özil, Benzema (Higuaín, min. 76), Cristiano Ronaldo.

GOLES:  0-1, min. 59: Cristiano Ronaldo. 1-1, min. 82: Senna.

ÁRBITRO: Paradas Romero (Colegio Andaluz). Amonestó a Mario (min. 31), Ángel López (min. 33), Marco Ruben (min. 54), De Guzmán (min. 75) por parte del Villarreal; y a Lass (min. 3), Xabi Alonso (min. 37), Pepe (min. 45), Sergio Ramos (min. 52), Khedira (min. 87) por parte del Real Madrid. Amonestó a Higuaín a la conclusión del partido. Expulsó por doble amonestación a Sergio Ramos (min. 84) y por roja directa a Özil (min. 85).  

ESTADIO: El Madrigal (22.000 espectadores)

Paradas empezó descargando su ira contra el blanco más fácil, en ese caso Rui Faría. El asistente de Mourinho fue señalado y acusado por el árbitro de insultarle, reírse o vaya usted a saber. Se lo cargó a la mínima, sin miramientos. Era la primera. Luego se cargaría a Mourinho, tras regalarle una falta al Villarreal que sólo vieron él y Joan Gaspart, probablemente. Curiosamente esa falta acabó en gol de Senna. Luego le tocó a Sergio Ramos y segundos después a Özil. Fue el fusilamiento del 2 de mayo trasladado al mes de marzo. En un abrir y cerrar de ojos, Paradas había realizado una escabechina que ni el peor de los asesinos a sueldo. Masacrado física y psicológicamente, al Madrid sólo le quedaba remar. No jugaba contra 12, porque hoy Paradas era el abusón de la clase, el que robaba el bocata a los pequeños y se tronchaba con los grandes. Estaba en su salsa.

Es cierto que el Real Madrid no estuvo bien en Villarreal, sería de tontos negarlo. También hay que reconocer que Casillas se zampó como una rica hamburguesa el gol de falta de Marcos Senna, bastante más parable que el de Cazorla del pasado domingo en el Bernabéu. Sin embargo, la falta que dio origen a ese 1-1 fue pitada por el mismísimo demonio. Sólo alguien interesado en que se reabra la pelea por la Liga cuando ésta estaba más que cerrada. Alguno se reía y pedía calma cuando se supo que hoy pitaba Paradas Romero. Igual la próxima vez se lo toma más en serio. Hay sucesor de Iturralde para muchos años. Eso sí, el tal Paradas verá cómo el Madrid gana esta Liga. Seguro que sí.