Hace apenas unos meses asistíamos encantados a las exhibiciones ofensivas de un equipo vigoroso, fuerte, decidido y para el que cada balón merecía ser peleado. Ahora es un equipo confiado, saciado y sin hambre y cuyas cualidades físicas parecen haber desaparecido. Me niego a creer que siga permaneciendo así durante mucho tiempo.
Para mejorar necesitará ponerse a punto físicamente. El equipo parece pesado, como si cada entrenamiento se acumulara en sus piernas y no le dejara mostrar las virtudes de su juego. La forma física llegará (esperemos) en unas semanas, pero mientras eso ocurra los hombres de Mourinho deberán apelar a su casta y a su carácter de campeón para sacar adelante los partidos. Porque es precisamente en ese orgullo donde más han cambiado y es ahí donde puede entrar en juego la profundidad de la plantilla merengue
Si es preciso, la plantilla blanca cuenta con alternativas suficientes como para que esos hombres que ahora no pasan por su mejor momento se tomen un descanso. Es la hora de Modric, de Essien de Callejón, incluso de Kaká. Ellos y algunos más deben dar un toque a los ‘titulares’ para que no se duerman y recuperen la tensión competitiva.
Todos juntos y unidos deberán remar al unísono para conseguir un buen resultado frente al Manchester City e ir recobrando el pulso a la Liga en las semanas venideras. No hay fórmulas milagrosas para cambiarle la cara al equipo. Simplemente, cada jugador sabe que en sus botas y en su cabeza, mientras trabaje junto a sus compañeros, tiene la clave para revertir la delicada situación en la que se encuentra el grupo.
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