Cristiano devuelve al Atlético a la realidad

Un gol de falta del portugués y otro de Özil, también a pase de Cristiano, le dieron un cómodo triunfo a los blancos en el derbi.





La primera noticia del derbi no llegó minutos antes de que empezara el partido, ni siquiera tuvo que ver con los propios jugadores, sino que fue Mourinho el que acaparó los focos. Cumpliendo con la puntualidad de esa Gran Bretaña que tanto le gusta, el portugués se presentó solo y asomó su popularidad al Bernabéu como había anunciado. La cita era a las 21.20 y ahí estaba Mourinho frente al estadio. Eso sí, apenas 7.000 u 8.000 personas lo presenciaron. Hubo aplausos, también algún pito, pero poco más. El veredicto final llegaría cuando su nombre sonó por el video marcador del estadio, a cinco minutos para el inicio del partido y, ahora sí, con el estadio casi lleno. Ahí no hubo dudas. Ganó Mourinho el partido que él mismo había querido jugar. Resuelto éste, empezaba el de los puntos en juego.

El Madrid bien es cierto que no estaba para muchas alegrías. La desventaja con el líder en la Liga imposibilita aquello de jugar con red debajo de la cuerda, por lo que cualquier punto debe ser peleado con más ganas que técnica, como si del último se tratara. El Atlético, por su parte, tampoco sorprendió nadie. Un equipo raspón en el centro del campo, con la fijación, por no decir obsesión, de evitar que Xabi Alonso tocara la pelota. Toda una batalla táctica sobre el tapete del Bernabéu.

Ficha Técnica:


Real Madrid 2: Casillas, Arbeloa, Ramos, Pepe, Coentrao, Xabi Alonso, Khedira, Özil (Modric 86’), Di María (Callejón 70’), Cristiano Ronaldo y Karim Benzema (José Rodríguez 93’)

Atlético de Madrid 0: Courtois, Juanfran, Miranda, Godín, Cata Díaz, Gabi (Tiago 73’), Mario Suárez, Arda (Raúl García 77’), Koke (Adrián 73’), Diego Costa y Falcao

Goles: 1-0 Cristiano Ronaldo (15’), 2-0 Özil (65’)

Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Arda, Khedira, Juanfran , Miranda y Falcao

Estadio: Santiago Bernabéu (80.000 espectadores)

Con estos ingredientes, se hacía harto complicado que pudiera verse un partido de intercambio de golpes, de personajes desatados y carreras al libre albedrío. Nada de eso. De hecho, el Atlético ni probó a Casillas en 45 minutos. El Madrid sólo tuvo dos opciones, ambas de Cristiano Ronaldo. La segunda en un tiro de 45 metros que sacó Courtois con más apuros de lo que dicta la imagen y la primera, gol. El gol. El que llevaba tiempo buscando CR7. Una falta directa, perpendicular al marco rojiblanco. Mirada al frente, zancadas y remate. Golazo. Parece que al portugués le motiva el derbi de manera especial, no en vano, su último gol de falta lo había anotado precisamente en el Calderón frente al Atlético de Madrid. Casualidades del destino. O igual no tanto. Poco más que comentar en un primer acto con más brillo táctico que técnico, más para entendidos en la materia del banquillo que para aficionados del espectáculo.

La segunda parte iba a ir por los mismos derroteros. Ni uno ni otro estaban especialmente brillantes en lo que a elaboración del juego se trataba. El Atlético se veía incapaz de hacer algo provechoso cuando tenía el balón en los pies, y el Madrid no estaba especialmente fino en el toque. Aun así, la sensación era de que si alguien tenía que encontrarse con el gol ese debía ser el Madrid. Y eso fue exactamente lo que pasó. La asociación entre Cristiano Ronaldo, Benzema y Özil hizo el resto. El luso vio el desmarque de Özil y éste hizo difícil lo fácil y fácil lo difícil, es decir, regatearse a sí mismo y marcar gol. Fue por debajo de las piernas. Olía a sentencia.

Sin tirarse a lo loco a por la remontada, el Atlético empezó a dejar más espacios atrás, y eso ante un equipo como el Madrid es pecado mortal. Cristiano Ronaldo no marcó ni tres ni cuatro goles como otras veces, pero fue uno de los días en los que más cómodo se encontró con el golpeo de balón en mucho tiempo. Si en la primera marcó de falta, poco le faltó para repetir en el segundo, con un misil que sólo el larguero pudo rechazar. Tampoco sería su último palo, ya que poco después una espectacular contra blanca, con pase de Özil al propio CR7, terminó con un golpeo de izquierdas del portugués contra la madera. No le hizo falta más al Madrid que, un año más, volvió a demostrar que al campeón siempre hay que tenerle un respeto.