Toca olvidar la dulce resaca

Y es que el equipo de Mourinho ha pasado de estar defenestrado por muchos tanto en la Copa del Rey como en la Champions a ser considerado el gran favorito para hacer doblete siendo campeón en esas mismas competiciones en las que días atrás le daban por muerto. Así se mueve este mundo del balompié. Pasar del amor al odio es cuestión de un buen pase, de un mal tiro o de un día con menos acierto del convenido. No hay reglas escritas.

Esta tarde, en Vigo, al Real Madrid le espera de nuevo la Liga. Es cierto que estando tercero y a 13 puntos del líder las cosas se ven negras en lo que se refiere a ganar el campeonato. Mourinho ya lo dio por imposible en su momento, aunque en el madridismo se ha abierto en los últimos días un rayo de luz y esperanza encabezado por las palabras ‘nunca se sabe’. Por eso, y porque la trayectoria ascendente del equipo invita a pensar en optimista, los blancos necesitan ganar en Vigo. Tienen al Atlético de Madrid, segundo de la tabla, a sólo dos puntos de distancia. Después de salir triunfador de Barcelona y Manchester podría pensarse que Balaídos será una plaza fácil. De las de faena corta, cómoda y premio asegurado. Sería un error pensar así.

De hecho, en el Real Madrid aun tienen muy presentes la derrota que los blancos sufrieron en el partido de Copa jugado en Vigo que, posteriormente, se pudo subsanar en el Bernabéu. Aquel partido fue uno de los más flojos del Real Madrid en la temporada, y ya dio un aviso de cómo puede plantearle el Celta el duelo a los de Mourinho. Olvidarse del pasado y centrarse en el presente es una obligación. La Liga es la Liga y, sobre todo, el Madrid siempre es el Madrid.