Jude Bellingham ha asegurado su futuro en el mundo del fútbol al firmar un contrato de seis años con el Real Madrid, lo que le garantiza su presencia en el club hasta el año 2029. Este acuerdo pone fin a su increíble etapa en Alemania, donde cautivó a los aficionados con su talento y habilidades excepcionales.
La transferencia desde el Borussia Dortmund se ha concretado en 103 millones de euros, además de incluir variables adicionales que reflejan su valía como jugador. Este trascendental traspaso marca un nuevo hito en la carrera de Bellingham y augura un emocionante futuro en uno de los clubes más prestigiosos del mundo.
Jude Bellingham es el sexto futbolista Inglés en vestir de blanco. Pero.. ¿Quiénes fueron los otros 5?
Laurie Cunningham (1979-1984)
Laurence Paul Cunningham nació en Londres el 8 de marzo de 1956 y dejó una huella imborrable en el fútbol como profesional. Reconocido por su destreza en la posición de extremo izquierdo, brilló en los terrenos de juego de Inglaterra, Francia y España, donde logró un hito histórico al convertirse en el primer jugador británico en unirse al Real Madrid.
El Real Madrid buscaba un fichaje estelar, un jugador que ayudara a consolidar su dominio nacional y que aportara la calidad y el brillo necesario para recuperar el trofeo que los madridistas consideraban su derecho de nacimiento: la Copa de Europa.
Cunningham se unió al Real Madrid y pasó cinco años allí, dejando una huella indeleble. Durante su tiempo en el club blanco, logró ganar una Liga y la Copa del Rey en dos ocasiones, consolidando su reputación como uno de los mejores futbolistas de su generación.
Su paso por el club fue efímero debido a las lesiones, pero su impacto en el fútbol español fue innegable y perdurable: Laurie Cunningham se convirtió en el primer jugador madridista inglés y el único en la historia en ser ovacionado en el Camp Nou.
Desafortunadamente, en julio de 1989 y a la edad de 33 años, Cunningham estuvo involucrado en un trágico accidente automovilístico que le arrebató la vida.
A pesar de su partida prematura, su legado como uno de los futbolistas más talentosos y carismáticos de su generación sigue vivo en la memoria de los aficionados y en la historia del fútbol, y por supuesto, del Real Madrid.
Steve McManaman (1999-2003)
En 1999, Steve McManaman tomó una decisión siguiendo los pasos de otro destacado futbolista, Cunningham, al abandonar el Liverpool para unirse al Real Madrid a coste cero. Su llegada a la capital española fue más que una simple transferencia; fue una inmersión total en una nueva cultura. Determinado a adaptarse rápidamente, se sumergió de lleno en el aprendizaje del español para sentirse como en casa en su nuevo entorno.
En el terreno de juego, McManaman demostró ser un acierto para el Madrid desde el principio. En su primera temporada con el club, dejó una huella imborrable al marcar un gol crucial en la final de la Liga de Campeones, contribuyendo así a coronarse en Europa a costa del Valencia.
Sin embargo, a pesar de su éxito, las cosas se complicaron para McManaman cuando el Real Madrid expresó su deseo de deshacerse de él. Pero el inglés no se rindió fácilmente y, con una actitud inquebrantable, se negó a marcharse. Su determinación y dedicación a la causa impresionaron al club, que finalmente reconsideró su posición y permaneció en el primer equipo.
La perseverancia de McManaman fue recompensada con más triunfos. Durante su tiempo en el Real Madrid, levantó en dos ocasiones el trofeo de La Liga y el de la Liga de Campeones. Su conexión con el club trascendió más allá de su estancia en el campo, ya que ha mantenido estrechos vínculos con la institución hasta el día de hoy, dejando un legado imborrable en la historia del club.
David Beckham (2003-07)
David Beckham, conocido como el "galáctico de los galácticos", se encontró en una encrucijada cuando Sir Alex Ferguson determinó que era el momento de que dejara atrás el escenario de Old Trafford. Dos destinos principales se presentaron ante él: Madrid o Barcelona.
Al final, Beckham optó por los blancos, uniéndose a un selecto grupo en el Real Madrid que incluía a estrellas de la talla de Raúl, Roberto Carlos, Luís Figo, Zinedine Zidane y Ronaldo.
Esta elección debería haber dado paso a una nueva era de dominio para el Real Madrid. Sin embargo, después de cuatro años, Beckham partió con un único título de La Liga y sin honores europeos. A pesar de ello, al igual que McManaman, logró ganarse el cariño de sus compañeros de equipo.
Estos pudieron ver más allá de su reconocida marca personal y las abrumadoras ventas de camisetas, y apreciaron su ética de trabajo infatigable combinada con su asombrosa habilidad en el campo.
La decisión de permitir que Beckham se marchara al término de la temporada 2006-07 se tomó con prontitud, brindándole la oportunidad de hacer los preparativos necesarios para su traslado a la Major League Soccer (MLS).
En ese momento, se encontraba fuera del equipo y esperaba finalizar su etapa en Madrid como mero espectador. Sin embargo, una grata sorpresa aguardaba en su camino cuando Fabio Capello se hizo cargo del equipo blanco lo reintegró para contribuir a la victoria de un Real Madrid en pleno resurgimiento, que finalmente se alzaría con el anhelado título de liga.
Michael Owen (2004-05)
La experiencia de Michael Owen en Madrid fue, en definitiva, una temporada solitaria y agridulce. Con gran expectación, se unió al ilustre equipo de los galácticos, liderado por Beckham y acompañado por estrellas como Ronaldo y Raúl. Sin embargo, a pesar de su talento, no logró asegurarse un lugar indiscutible en el once titular, quedando a la sombra de los astros ya consolidados.
Aunque su traspaso desde Liverpool a Madrid ascendió a la considerable suma de 10 millones de euros, Owen no pudo convertirse en una figura destacada del equipo. No obstante, dejó su huella en el campo al anotar 16 goles en 45 apariciones, una notable relación goles por minuto que superó a cualquier otro jugador en el país. Uno de los momentos más memorables fue su cuarto gol en una victoria frente al Barcelona, un logro destacado en su historial en el club.
Pese a sus aciertos, Owen no se sintió plenamente cómodo en la capital española y, al término de la temporada, se tomó la decisión de venderlo al Newcastle. Sorprendentemente, su traspaso alcanzó el doble del valor por el que Madrid lo había adquirido inicialmente.
Curiosamente, el tiempo de Owen en Madrid también está marcado por una anécdota graciosa. Como un hábito peculiar, todos los días conducía hasta el aeropuerto para recoger los periódicos ingleses. Sin embargo, pasaron dos meses antes de que él y su equipo se dieran cuenta de que había un quiosco de prensa a tan solo 50 metros del hotel donde se hospedaban.
La etapa de Michael Owen en Madrid quedó marcada por sus esfuerzos goleadores y su adaptación a un equipo lleno de estrellas y aunque fue una temporada corta, dejó una huella imborrable en su carrera futbolística.
Jonathan Woodgate (2004-07)
Jonathan Woodgate fue otro de los fichajes destacados del verano de 2004. Este distinguido defensor central llegó al Real Madrid desde el Newcastle por una cifra significativa de 15 millones de euros.
Lamentablemente, su tiempo en España se vio marcado por una serie de desventuras desde el principio hasta el final. Las lesiones lo aquejaron de tal manera que no pudo disputar ni un solo partido en toda su primera temporada con el equipo blanco.
Finalmente, su tan esperado debut ocurrió un año más tarde, enfrentando al Athletic Bilbao, pero el destino le jugó una mala pasada al anotar un gol en propia puerta y ser expulsado. Esta aparición en el campo fue solo una de las escasas nueve veces que tuvo la oportunidad de jugar en la liga con el club madrileño.
Su desempeño llevó a que fuera votado como el peor fichaje de La Liga en lo que iba del siglo XXI, según una encuesta realizada por Marca.
Dos años después de su llegada al Real Madrid, Woodgate partió hacia el Middlesbrough en calidad de cedido, y finalmente se formalizó el traspaso de manera permanente en 2007.
Aunque su paso por España tuvo tropiezos, hay un aspecto positivo en esta historia: durante su estadía, aprendió español, habilidad que más adelante le permitió desempeñarse como ojeador internacional para el Liverpool, centrándose en identificar talento tanto en España como en Portugal.
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