El conjunto blanco ha vuelto a dejar momentos que jamás se podrán olvidar
Cinco títulos en la sección de fútbol y tres en la de baloncesto. Cada uno de ellos muy complicados de ganar, pero gracias al esfuerzo, sacrificio y dedicación de los jugadores se consiguieron.
No mentiré. Me centraré solo en el fútbol, aunque le tengo mucho cariño al equipo de Chus Mateo, que estuvo a punto de ser campeón de Europa, pero se le escapó la final por detalles ante el Panathinaikos. Una lástima.
Aún así, La Liga Endesa ganada en Murcia y la Copa del Rey y Supercopa de España frente al Barça suponen un grandísimo balance. Esta campaña no ha empezado del todo bien, pero queda mucha tela por cortar.
¿Y qué decimos de los chicos del fútbol? Para empezar que nos han hecho muy felices. Todo empezó con la Supercopa de España. No es el trofeo más importante, pero se ganó de una forma épica y se puede decir que histórica.
En las semifinales frente al Atlético de Madrid, Brahim nos dejó un gol inolvidable (hay quien dice que Oblack todavía sigue buscándolo) y en la final, que fue contra el Barça, Vinicius marcó un hat trick y dejó claro que iba a ser su año. Sí, lo fue a pesar de la farsa del Balón de Oro. Nueva era decían. Pobrecitos.
Tras haber dejado escapar LaLiga en 2023 en manos del pobre Barça de Xavi, el conjunto blanco volvió a reinar en España. La número 36 se conquistó con total justicia y con un alirón que llegó de la mano de un Girona que ganó al Barça. Por ahí estaba el madridista Miguel Gutiérrez. Nada es casualidad.
Pero eso solo fue la puntilla. El Real Madrid fue el gran dominador del campeonato. Ganó los dos clásicos con un Bellingham estelar en cada uno de ellos y tan solo perdió un partido, que fue en el Metropolitano, allá por el mes de septiembre. Enhorabuena Atleti, entre eso y la victoria en Copa que supuso la eliminación del Madrid justificas el 2024.
En fin, cada uno se conforma con lo que puede. En el trofeo de la regularidad, lo dicho, no hubo rival. La plantilla de Ancelotti plasmó toda su superioridad desde la jornada 1. Fue el equipo más goleador y el que menos recibió. Solo hubo un color y ese fue el blanco.
Allá por el mes de septiembre del 2023, momento en el que empieza la Champions, tuve la ilusión de ver a mi equipo conquistar la Liga de Campeones en Wembley, escenario en el que se disputó la final. No podía ser que el Rey de Europa todavía no hubiera ganado su competición fetiche en este mítico estadio. Pues bien, no falló a su cita.
Para llegar hasta ahí hubo que pasar un proceso largo con momentos de todo tipo. Se sufrió, se resistió, pero finalmente, se venció.
Mención especial merece esa eliminatoria frente al Manchester City. El divertidísimo 3-3 de la ida con ese zapatazo de Valverde daba vida al equipo de cara a la vuelta, que se iba a disputar en el Etihad. Previamente, se ganó al RB Leipzig en los octavos de final con un gol de Brahim en la ida que fue de bella factura. Uno de los mejores de la temporada. Vinicius vio puerta en la vuelta en un mal encuentro del equipo.
Pero bueno, que no me quiero enrollar. El Etihad. 17 de abril. No he vuelto a ver ese encuentro porque me quitó 10 años de vida. No he sufrido tanto viendo un partido de fútbol. El Real Madrid se adelantó a través de un gol de Rodrygo y a partir de ahí hizo un ejercicio de supervivencia espectacular. Nunca había visto nada igual y mucho menos contra un equipo que rozaba la perfección.
Se aguantó hasta los últimos 15 minutos, que fue cuando marcó De Bruyne. Reconócelo, ahí te viste eliminado de la Champions. Pese a todo, el Madrid no tiró la toalla y no solo aguantó hasta los penaltis, sino que tuvo oportunidades para ganar el encuentro. Los de Guardiola estaban muy cansados físicamente.
A continuación llegó la tanda de los penaltis, que también fue muy propia del Real Madrid. Empieza marcando Julián Álvarez y a la postre falló Modric. Vuélvelo a reconocer, ahí también te viste eliminado.
Sin embargo, apareció Lunin para entrar para siempre en la historia del Real Madrid. Le paró el penalti a Bernardo Silva y también a Kovacic. Lucas Vazquez, Nacho y Bellingham no fallarían. El lanzamiento final fue para Antonio Rüdiger, nadie mejor que un ‘loco’ para poner fin a una eliminatoria de locura. Su chut desde los once metros ya está en las páginas doradas de la historia del Madrid. Estábamos en semis.
Otra vez a tan solo tres partidos de ser campeones de Europa. Para llegar a Wembley primero había que vencer al Bayern de Múnich. En el Allianz se empató a dos con un gran partido de Kroos y Vinicius. El brasileño, otra vez, determinante. Todo quedaba igualado para la vuelta.
El Bernabéu volvería a dictar sentencia. Todos firmábamos ese escenario al principio de temporada. La actuación del Madrid fue muy buena aquella noche, pero no conseguía marcar las ocasiones. El equipo alemán estaba siendo inferior y se sentía dominado, pero todo seguía 0-0… hasta que Davies mandó un derechazo al fondo de las mallas. Quedaban veinte minutos y el fútbol parecía que esta vez iba a castigar al Madrid. Nos habían dado de nuestra propia medicina.
Faltando 15 minutos, Davide Ancelotti le dijo a su padre: “mete a Joselu”. El resto, como diría aquel, es historia. El ‘14’ salió al terreno de juego y viviría uno de los mejores momentos de su vida. Never rechazó un disparo de Vinicius y ahí estaba el delantero del pueblo para mandar el balón para dentro. El madridismo estalló. Estaba presenciando historia y ya había condenado al Bayern.
Minutos después, se produjo la jugada más surrealista de la temporada para dar al Madrid el pase a la final. A la salida de un córner, la pelota le cayó a Nacho, que se disfrazó de Modric para abrir a la banda, Rüdiger, que es el central, la puso de primeras para Joselu, que con un golpeo poco ortodoxo puso el 2-1. El juez de línea levantó la bandera, pero el VAR, que también quiso tener su momento de gloria, dio el gol. Otra vez, en una final de Champions, alucinante.
De la final no diré mucho. Simplemente, maravillosa. El Borussia Dortmund dominó la primera parte, pero dejó escapar vivo al Madrid. Y esto, queridos lectores, es mortal. Carvajal imitó a Sergio Ramos e hizo el 1-0 y Vinicius, que tenía que aparecer en otra final de Champions, sentenció. La 15 ya era una realidad. Kroos, que tuvo una de las mejores despedidas que se recuerdan, Nacho y Joselu no se pudieron ir mejor.
Tras ganar esa ‘orejona’, el Real Madrid oficializó el fichaje de Mbappé, que tuvo una presentación muy parecida a la de Cristiano Ronaldo. Sin embargo, hubo que esperar hasta el 14 de agosto para verlo sobre el césped, día en el que se disputó la final de la Supercopa de Europa. El Madrid no falló, ganó un nuevo título, que es el primero de la temporada actual, y, además, el ex del PSG hizo su primer gol como madridista. Mejor, imposible.
El quinto y último trofeo llegó el pasado 18 de diciembre. Fue en Qatar y ante el Pachuca, campeón de América. El rey de Europa cumplió con la papeleta y no dejó escapar la oportunidad de sacar adelante el encuentro para volver a triunfar. Mbappé, Vinicius y Rodrygo dieron el triunfo a los blancos, que sumaban el segundo campeonato de la campaña 24/25.
Si algo malo tuvo el 2024 fueron las lesiones. Por este motivo, quiero mandar todos los ánimos del mundo a Carvajal, Eder Militao y a varios canteranos, entre ellos Joan Martínez. El madridismo les espera con muchas ganas.
Alaba, por su parte, volverá en breves, lo cual es una grandísima noticia. Al nuevo año solo se le puede pedir que sea, como mínimo, igual que el anterior. Hay nuevos retos y objetivos por delante. En Chamartín no se conoce la palabra autocomplacencia y el club blanco volverá a pelear para seguir haciendo historia.
Feliz años, madridistas. Os deseo lo mejor en lo personal y esperemos seguir por aquí contando los éxitos de nuestro Real. Hala Madrid.
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