Sólo con Bullock no bastó

La Copa tendrá que esperar para el equipo de Plaza





 

La igualdad que se presumía antes de la disputa del partido no era una simple quimera. Y es que tanto Real Madrid como Barcelona andan más próximos de lo que salarios o presupuestos puedan decir.

El equipo de Joan Plaza, como no podía ser de otra forma, se movía de forma agazapada. No quería desvelar todas sus cartas. Los primeros cuartos, generalmente, de desgaste, especialmente cuando de por medio está el Real Madrid, no le quitaban el sueño a Joan Plaza. El objetivo del entrenador madridista no era otro que mantener a raya al Barcelona el mayor número de minutos posible. De la mano o, mejor dicho, de la muñeca de Bullock, continuando con su racha de los últimos meses de temporada, los blancos se mantenían vivos en un partido en el que Ilyasolva entró tan caliente como si hubiera estado previamente cerca de una estufa.

Tiesas con las torres catalanas


El ‘22’ merengue arreglaba los ataques blancos con suma facilidad, hasta el punto de que ni Sada ni Navarro pudieron pararle en ningún momento. Lo único que podía frenar al bueno de Lou era el cansancio, circunstancia que Joan Plaza supo medir acertadamente. Además del Bullock, el ‘pequeñoFelipe se las tenía tiesas con las torres catalanas. Nunca mejor dicho lo de torres porque ver de cerca de tipos como Santiago o Andersen, créanselo, que asusta. Que se lo pregunten a Massey, especialmente cerrado de cara al aro contrario.

Las mejores noticias para los blancos llegaban desde el banquillo. Y es que Pepe Sánchez parece haber vuelto para el baloncesto. Calidad le sobra, la pena es que, en ocasiones, parezca peleado con el mundo. El argentino dio un recital de pases. De esos que da vergüenza fallar por no dejar en mal lugar al compañero. Junto a Pepe, Van den Spiegel peleaba sus 2.14 con todo lo que olía a Barcelona. La constante igualdad del choque se rompió, livianamente, tras un par de decisiones polémicas en las que el Real Madrid fue claramente perjudicado. Primero un balón que dieron como canasta al Barcelona por interpretar, el trío arbitral, que un jugador blanco había agarrado el aro previamente y, la segunda, negar una canasta totalmente válida de Van den Spiegel en el último segundo de una posesión merengue. Dos apuntes ‘silbísticos’, y un triple de Navarro dieron al Barcelona una ventaja corta antes del paso por los vestuarios (38-44). La mejor noticia, analizándolo fríamente, era el resultado, pues en el aspecto de valoración el Barcelona se disparaba hasta los 56 tantos por los 38 del Real Madrid.

El acierto de Navarro

La supervivencia blanca se puso en entredicho durante el tercer cuarto. Y es que los catalanes abrieron una brecha de 11 puntos de ventaja (45-56) que, ante cualquier otro equipo podría haber sido mortal. Sin embargo, estando el Madrid de por medio, ni con 10, 15 ó 20 tantos de renta se puede estar tranquilo. Bullock tiró de show time para arrimar a los blancos, que pretendían verse en el último periodo con esa cara de remontada que tantas alegrías ha dado a la parroquia merengue las últimas fechas.

El Madrid se encontró con un problema de difícil solución. Y es que sólo Bullock y Felipe Reyes, éste en menor medida, veían aro catalán. El Barcelona se aprendió la lección y, con el mero hecho de hacerle dos contra uno al jugador estadounidense, se fue escapando en el marcador, especialmente, por el acierto de Navarro desde el exterior. Un Navarro que, al contrario que Bullock, solía tirar totalmente libre. Los blancos no terminaban de ajustar su defensa zonal, y eso los catalanes lo aprovecharon para mantener rentas confortables entre 7 y 9 puntos. A pesar de que hubo arrebatos del equipo blanco que hicieron pensar en una nueva remontada, el partido acabó cayendo del lado catalán. Los blancos hicieron lo que pudieron, pero sólo con Bullock y Felipe, más la pelea de Hervelle no bastó. Habrá que esperar a 2010 para abrazar una Copa que se resiste en exceso.

LA FICHA