Exhibición al estilo NBA

Paseo madridista en Alemania con gran partido de todo el equipo (61-104). Los de Messina fueron una apisonadora desde el primer minuto. Los blancos continúan demostrando en Europa que este año van muy en serio





La salida a la pista Alemana fue de traca. Ni ambiente, ni presión ni milongas. El Madrid sacó el rodillo a pasear desde el salto inicial ganado por Lavrinovic. A partir de ahí, como se decía en el precio justo, a jugar. Prigioni tomó el carruaje por las riendas. De su mano el Madrid se fue separando en el marcador de forma dolorosa. El argentino asistió, anotó, robó y mandó. Todo ello en apenas tres minutos. Las rentas superaban ya la decena de puntos y el tufillo que predominaba en el pabellón germano era de pleitesía hacia todo lo que desprendiese olor a merengue.

FICHA TÉCNICA.

EWE BASKETS OLDENBURG 61: Hain (2), Foster (16), Paulding (14), Perkovic (6), Boumtje-Boumtje (3) --cinco inicial-- Scekic (8), Buljevic (-), Njei (5), Majstorovic (4), Carter (3).

REAL MADRID 104: Prigioni (10), Bullock (10), Hansen (2), Garbajosa (6), Lavrinovic (13) --cinco inicial-- Kaukenas (13), Llull (14), Velickovic (13), Vidal (7), De Miguel (2), Dasic (9).


PARCIALES: 16-28, 21-30, 13-27, 11-19.

ÁRBITROS: Christos Christodoulou (GRE), Spiros Gontas (GRE), Roman Kolar (SLO).

PABELLÓN: Weser-Ems-Halle. 4.104 espectadores.

Si Prigioni dirigía, la labor anotadora se fue repartiendo. Como buenos hermanos. Si Bullock anotaba un triple, Vidal hacía la parejita. Si Kaukénas lo hacía desde una esquina, Velickovic repetía canasta desde la opuesta. Todo ello con el mejor resultado posible, el encuentro con la cesta local. Al descanso el descalabro teutón era sonrojante (37-58 min.20).

LOS MENOS HABITUALES TAMBIÉN SUMARON

La exhibición de los blancos no tenía frenada. Messina sólo concibe el pedal del acelerador, y como tal, sus hombres siguieron empujando a base de defensa y contraataque. Lavrinovic se movía como pez en el agua en la pintura, Velickovic se fajaba dentro y fuera de la zona y Llull palpaba los cielos alemanes con penetraciones a la velocidad de la luz. Las diferencias rozaban la treintena y el espectáculo (un haley hoop entre Velickovic y Dasic era aplaudido por un público, el alemán, resignado a su suerte) se concebía como un partido de los Glober Troters.

Messina comenzó a rotar a sus hombres cuando el partido estaba totalmente resuelto (toma nota Pellegrini). De esta forma se pudo ver en pista a hombres como De Miguel o Dasic, habituales jugadores de relleno, que dieron descanso a los Bullock, Lavrinovic, Prigioni y compañía. El paseo blanco siguió su curso. Se superó la mítica cifra del triple dígito y los blancos demostraron en Alemania que no tienen pensado quedarse un año más viendo la Euroliga en el sofá comiendo pipas. Este año va en serio. Muy en serio.