¡Eo, eo, eo, chorreo al Toledo!

Toda vez que la semana pasada se confirmó matemáticamente que el Castilla no podría optar a los play-off esta temporada, los chicos de Alejandro Menéndez volvían al Di Stéfano para reencontrarse con su afición. Y el técnico tenía una papeleta difícil ante el CD.Toledo, pues hasta tres de sus jugadores titulares estaban sancionados por acumulación de tarjetas: Marcos Alonso en el lateral zurdo, Cordero en el mediocentro, y Juan Carlos, el máximo goleador del equipo y un auténtico puñal desde la banda. Sin embargo, y afortunadamente para el filial blanco, no hubo que acordarse de ellos.

Y es que el equipo madridista salió como un auténtico torbellino. Quién sabe si porque ya no tenían la presión de la clasificación o simplemente porque eran superiores al cuadro castellano manchego (sólo cuatro puestos por debajo en la tabla), pero lo cierto es que al cuarto de hora los de Menéndez ya ganaban por 2-0. El primero llegó en el ocho con la firma de Rubén Ramos. Tras una buena jugada personal, Cristian asistió al hoy ‘9’ blanco que, aunque recibió de espaldas, tuvo la tranquilidad que tiene que tener un delantero experimentado como para darse la vuelta y engañar al defensa que cubría la portería certificando el primer gol blanco. Y el segundo llegó apenas cinco minutos más tarde en lo que fue la primera perla que dejó Juanfran esta mañana.

Juanfran marcó el segundo desde el centro del campo

El extremo del Castilla recogió un balón dividido en el centro del campo y, sin pensárselo mucho, tiró a portería desde prácticamente el mismo punto de saque inicial. Bermúdez, el portero del CD.Toledo, apenas estaba adelantado unos metros, pero el balón fue con tal potencia que no pudo alcanzarlo a pesar de estirarse hasta casi romperse. Una auténtica obra de arte en un ‘lienzo’ de casi 50 metros de longitud nada menos.

La efectividad del filial blanco era máxima pues apenas se había acercado esas dos veces, pero el 2-0 era fiel reflejo de lo que se veía sobre el campo. Mateos y Mosquera sujetaban el mediocentro a la perfección haciendo inútil los esfuerzos de la medular visitante, y en la línea de vanguardia tanto Juanfran como Sarabia, Cristian y Rubén Ramos eran un peligro permanente gracias a las constantes diagonales y pases en profundidad que se brindaban entre ellos. A la media hora, Adán detuvo espectacularmente un tiro de Joaqui desde dentro del área, pero lejos de suponer la reacción verde (hoy de morado), esta oportunidad del CD.Toledo sólo fue el preludio de un nuevo arreón merengue protagonizado otra vez por Juanfran. El eléctrico extremo madridista recibió una magnífica asistencia en profundidad de Mosquera y, visto que por arriba le había ido bien en su primer intento, volvió a probar con una vaselina. El resultado no pudo ser mejor, porque aunque el meta visitante rozó el cuero, no pudo impedir que llegara a las mallas de la portería.

Juanfran y Samu dejaron dos perlas con dos vaselinas

Lejos de dejarse llevar con tres goles a favor, el Castilla empezó a gustarse, y encima es que hoy le salía todo ante un CD.Toledo que, aunque tenía calidad y no bajaba los brazos, no le quedaba otra que mirar impotente desde la barrera cómo los chicos de blanco les superaban una y otra vez. Así, en el treinta y ocho el filial merengue puso un poquito más de tierra por medio, y esta vez le llegó el turno a Cristian. El ‘11’ merengue finalizó una magnífica pared entre Sarabia y Rubén Ramos, que acabó con un centro medido desde la banda del menudo y talentoso extremo blanco. A la llegada del descanso, en las gradas de un Estadio Alfredo Di Stéfano semilleno ya se escuchaba el famoso “eo, eo, eo, esto es un chorreo”, y lo cierto es que no era para menos.

En la segunda mitad, el Madrid siguió intentándolo, fiel a su estilo de toque-toque, pero lo cierto es que entre los cuatro goles de distancia y los cambios realizados, el ritmo bajó ya algunos enteros con respecto a los vertiginosos primeros cuarenta y cinco minutos. Dani Gail marcó el gol del honor para el CD.Toledo en el sesenta tras un buen contraataque llevado por Israel Delgado, y Samu firmó la manita para el Castilla ya en el setenta y cinco con una perfecta vaselina después de un medido pase en profundidad de nuevo de Mosquera. El quinto tanto fue la guinda perfecta a un partido impoluto del filial blanco, que pudo haber marcado el sexto si Mosquera no hubiera estrellado en el palo un penalti en el descuento, y que una vez más volvió a hacer las delicias de los aficionados madridistas, aunque este año no pueda brindarles el ascenso finalmente.

FOTOS: realmadrid.com (Elisa Estrada)