DC repasa las Copas de Europa: hoy la cuarta

El reinado del Real Madrid en Europa, impresionante.





La victoria de la selección brasileña en el Mundial de 1958 traería consigo una ‘fiebre’ con todo lo que tuviera que ver con la ‘verde amarelha’. En el caso del Real Madrid, Don Santiago Bernabéu trataría de traer al conjunto merengue a Didí, pero las negociaciones fueron infructuosas y terminó viniendo el año siguiente

Quien si llegó al conjunto blanco fue Ferenc Puskas, una apuesta personal del presidente, que aterrizó en la capital con varios kilos de más, dos años de inactividad y levantando sospechas sobre su rendimiento entre periodistas y aficionados. Él con su calidad y con sus goles les callaría la boca a todos.

Su llegada propiciaría la unión de una de las delanteras más impresionantes de la historia del fútbol mundial. Si, estamos hablando de Di Stéfano, Rial, Puskas y Gento. Pura historia y leyenda madridista. 

Arbitrajes dudosos en Europa  


Pero vayamos a la competición continental. El Madrid como establecía su condición de campeón estaba exento de la primera eliminatoria y defendería su título por primera vez en la eliminatoria de octavos de final frente al Besiktas turco. El Santiago Bernabéu sería testigo de un complicado encuentro de ida en el que fue expulsado Di Stéfano y que el Madrid ganó por 2-0 no sin esfuerzo.

Mientras llega la segunda eliminatoria Raymond Kopa obtiene el Balón de Oro gracias a su buen rendimiento de blanco y a su excelente mundial con la selección francesa en Suecia a la qua aupa al tercer puesto.

El rival en cuartos es el Wiener Sportklub austriaco. Se empató a 0 de visitante con expulsión injusta de Ferenc Puskas incluida. Pero en el Bernabéu todo cambia y se les endosa un espectacular 7-1, con cuatro goles de la Saeta en otra de sus noches memorables.

Los mejores derbis madrileños en Europa

En la penúltima ronda esperaba un viejo y cercano rival: el Atlético de Madrid. Los rojiblancos con hombres como Rivilla, calleja, Peiró y Collar tenían una de las mejores plantillas de su historia, conocían perfectamente a los blancos y sabían como ponerles en aprietos.

Y vaya si lo hicieron. El primer partido se disputó en el Santiago Bernabéu se saldó con victoria 2-1 para los madridistas. Rial y Puskas marcaron para los merengues, mientras que Chuzo convirtió el tanto colchonero. La vuelta en feudo atlético finalizó 1-0 para los locales, gracias al tanto anotado por Collar. Como todavía no se había instaurado el sistema del valor doble de los goles que se marcan en campo contrario, ambos equipos seguían en liza en la competición y jugarían un encuentro de desempate.

El escenario elegido para el choque decisivo sería La Romareda, un campo neutral en el que convivirían las aficiones de ambos equipos. Los rojiblancos salieron con muchas ganas de sorprender al campeón y no dudaron en atacarle sin piedad. Pero el Real Madrid pronto atemperaría sus ánimos con un soberbio gol de Di Stéfano. El crack madridista firmaría en feudo zaragozano uno de los mejores partidos de su carrera. Aún así, la felicidad le duraría poco al los merengues porque Enrque Collar igualaría el encuentro.  Con el paso de los minutos, los blancos harían valer su experiencia y por mediación de Puskas, se adelantarían al borde del descanso.

En la segunda parte no se movió el marcador a pesar de las intentonas atléticas, los zarpazos merengues y la lesión de Lesmes, cuando agonizaba el partido. De esta forma , después de una de las eliminatorias más intensas y complicadas que se recuerdan, el Real Madrid volvía a estar en la final 

Este partido es para muchos aficionados el ejemplo perfecto de las capacidades de Alfredo Di Stéfano sobre el césped. Tanto es así que desde aquel partido se creó un dicho popular con él como protagonista: “ ‘D’ de dispara; ‘D’ de dirige; ‘D’ de domina; ‘D’ decide; ’D’ de deslumbrante y ‘D’ de Di Stéfano”. Así era el mejor jugador madridista de todos los tiempos.

Un Stade de Reims con ganas de revancha en la final

Esta era la edición de los viejos conocidos y si los blancos se habían medido en semifinales al vecino, en la final el contrario sería un conjunto con ganas de resarcirse de su derrota en la primera edición de la Copa de Europa: el ‘vengativo’ Stade de Reims galo.

Comandados por el inolvidable just Fontaine, máximo goleador en el Mundial de Suecia y alentados por L’Equipe, pero con escasos efectivos capaces de plantar cara a los merengues, el encuentro fue una de las finales más sencillas que tendría lugar en la ciudad alemana de Stuttgart  un 3 de junio de 1959.

A los dos minutos de partido los merengues ya se adelantaron gracias a un tanto de Mateos. Los franceses querían y se arcaron en varias ocasiones a la meta defendida por Domínguez, pero les faltaba ‘punch’ final en los últimos metros. Paco gento fue uno de los hombres del partido porque con sus galopadas por la izquierda impidió que el Stade se viniera arriba.

Mateos sería otra vez protagonista del choque al solicitar tirar un penalti: “Me jugaba la renovación y le pedí a Alfredo tirarlo”, admite. No  tuvo suerte y el cancerbero francés atajo la bola. Esa ocasión perdida no gustó a la Saeta, cuya determinación sería la de finiquitar el encuentro en los segundos 45 minutos.

Así, a poco de iniciar la reanudación Di Stéfano zanjó el electrónico firmando el segundo. No hubo más historia salvo qu Raymond Kopa tuvo que pegarse a la cal de la banda derecha para no dejar a su equipo con uno menos a causa de una lesión. Era su último encuentro con la elástica del Real Madrid.

Final relativamente sencilla, en un torneo que ya se entendía como propio para la entidad de Chamartín. Los elogios se escuchaban hasta en Barcelona y si ese año habría sido el primer derbi madrileño, al siguiente nos esperaba un ‘clásico’ frente a los culés... Y el mejor partido de la historia. 

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