Ferenc Puskas, la escopeta madridista

'Cañoncito Pum' tuvo dos carreras futbolísticas y triunfó en ambas





La vida de Ferenc Purcfeld es digna de ser contada. Nacido el 2 de abril de 1927, su padre fue un famoso futbolista húngaro que nunca llegaría a imaginar hasta donde llegaría su hijo. Aún así desde edad temprana supo inculcar en su retoño una pasión por el deporte rey que el joven Ferenc demostraría durante toda su vida. comenzó a despuntar con sólo 16 años en la Primera división en su país en el Kispest, club en el que comenzo siendo recogepelotas. Le bastaron dos temporadas en el equipo de sus inicios para debutar con la selección húngara. Sorprendía,como no, por su facilidad para hacer goles.

En 1949 el equipo pasa a llamarse Honved de Budapest y a ser el conjunto del ejército de Hungría. Con el gran Puskas en la punta de ataque, los magiares logran siete títulos de liga, mientras que eleva a su selección a la categoría de mito. Hungría es un rodillo a finales de la década de los 40 y a principios de los 50 y encadena una marca de 13 años sin perder.

El mejor de los ‘magiares mágicos'

Hungría fue campeona olímpica en Helsinki en 1952 y  asombraba cada vez más en el continente por su récord, pero también por sus exhibiciones futbolísticas. Una de las mejores fue el histórico encuentro frente a Inglaterra en Wembley en diciembre de 1953. El partido finalizaría con 6-3 favorable a los húngaros y con la sensación de haber sido uno de los mejores partidos que se habían podido ver hasta entonces. Como máximo exponente de los llamados ‘magiares mágicos' Ferenc fue designado mejor jugador del mundo de ese año.


Aún quedaba el broche de oro, el Mundial de 1954. A pesar de desplegar un gran fútbol y contar con una delantera formada por Kocsis, Bozsik, Czibor o Hidegkuti capitaneada por supuesto por Puskas no es capaz de vencer en la final a Alemania. Puskas conseguiría con la selección de Hungría la friolera de 84 goles en 85 partidos y varios reconocimiertos de máximo goleador con el Honved en la competición de su país.

Noviembre de 1956 supone un punto de inflexión en la carrera de Puskas (Ferenc adoptó este apellido que significa escopeta en húngaro). En esas fatídicas fechas la Unión Soviética invadió Hungría, un hecho que parecía dilapidar a los húngaros, al menos en lo que a aspiraciones futbolísticas se refiere.

Puskas y muchos otros se tuvieron que retirar de la selección dejaron de competir como consecuencia de una sanción de la FIFA por desertar le mantuvo dos años alejado de los terrenos de juego. Todo parecía acabado para Ferenc e incluso le llegaron a dar por muerto. Nada más lejos de la realidad. No estaba muerto. Ni la persona ,ni tampoco el futbolista.

Resurrección en el Real Madrid

La carrera de Puskas en Hungría ya da para un perfil apasionante. El húngaro es uno de los pocos deportistas de los que se puede decir que tuvo dos carreras deportivas y triunfó en ambas.

Dos años inactivo, Puskas se dedicó a su familia y a descansar, pero ya avanzada la treintena al delantero que una vez asombró al mundo del fútbol aún le quedaban goles en sus botas. Deseaba con todas sus fuerzas volver a jugar en la élite.

En ese momento Don Santiago Bernabéu fue el único en confiar en él. Sus asesores le decían que estaba gordo, fuera de forma y que no daría la talla en todo un campeón de Europa. El presidente blanco no les hizo ni caso y confío en su intuición. Al gran Puskas no se le había podido olvidar jugar al fútbol ni meter goles. No hubo marcha atrás, el Madrid tenía un nuevo goleador.

Efectivamente, el ariete húngaro no llegó al conjunto blanco en su mejor momento de forma y enseguida se le puso un plan específico para ponerle en forma al que Puskas respondió como un profesional. Su primer año no fue todo lo bueno que él esperaría por las circvunstancias de su llegada la inactividad o el idioma, pero el vestuario blanco con Di Stéfano a la cabeza tuvo paciencia con él y ya en su segundo año brilló con luz propia. No tardó en hacerse querer y sis sus compañeros le llamaban ‘Pancho' la afición le apodaría ‘Cañoncito pum'.

Puskas integró con Kopa, Di Stéfano, Rial y Gento la ofensiva más brillante y mítica del conjunto blanco. Las credenciales de Puskas tenían una firma: el gol. los hizo de todos los colores e impresionó como años antes lo hubiera hecho en su país. Suyos fueron 4 goles en la inolvidable final de la quinta en Glasgow. Al igual que Gento, Puskas fue uno de los padrinos deportivos de los ye-yes y participó de forma activa en la sexta copa de Europa.

Su palmarés con la camiseta madridista es excepcional. Cuatro pichichis, tres Copas de Europa, cinco lIgas y una copa del Rey avalan su contratación. Se retiró en la temporada 1966-67, con casi 40 años y una dilatada carrera en el mundo del deporte rey. Le avalan de blanco 372 partidos y 324 tantos. Tristemente fallecido en noviembre 2006 aquejado de Alzheimer, dos años antes fue reconocido como el máximo goleador del siglo XX por la IFFHS.