La Casa de Argentina en Barcelona denuncia la "pasividad" ante las agresiones





Los altercados ocurrieron en el Campo Municipal Menorca de Barcelona, donde siete jugadores del Rosario Central de Cataluña -formado básicamente por deportistas sudamericanos-, el presidente, la secretaria y el entrenador sufrieron una paliza a manos de futbolistas y aficionados del Bada Bing, en el que supuestamente juegan seguidores de los "Boixos Nois".

La Casa de Argentina en Barcelona señala que el Bada Bing es un equipo formado por personas "reconocidamente racistas" y "no es la primera vez que agreden a futbolistas de otras nacionalidades. Por esta razón, la comisión directiva del Club Rosario solicitó "oportunamente" la presencia de los Mossos d'Esquadra, pero al empezar el partido no había ningún representante de las fuerzas del orden, según la citada comisión directiva.

Durante la primera parte del partido, los jugadores del Bada Bing "lanzaron insultos racistas y amenazas de muerte" a sus contrincantes, y la comisión directiva llamó a los Mossos d'Esquadra, "que siguieron sin presentarse". "Cuando se hizo más claro que los jugadores del Bada Bing no tenían otro interés que el de pelear", los responsables del Club Rosario volvieron a llamar a los Mossos, "pero tampoco surtió efecto".

"Lamentablemente las amenazas se transformaron en hechos, y aún así, las ambulancias llegaron antes que los efectivos de la Guardia Urbana, que no arrestaron a nadie", según la comisión directiva del Club Rosario.


Los Mossos aseguraron ayer que no recibieron ningún requerimiento previo para que se personaran en el partido ante el riesgo de que se produjeran incidentes, y que sólo recibieron dos llamadas durante el transcurso del encuentro.

En la primera de ellas, a las 21.31 horas, les comunicaban que había una discusión entre los dos equipos y el árbitro, pero sin hablar de ninguna pelea, mientras que en la segunda, a las 21.59, ya les informaron de la pelea. Según la versión de los Mossos, tras la primera llamada alertaron a la Guardia Urbana, que acudió al lugar, y después de la segunda se personaron efectivos antidisturbios de la policía catalana en el campo.