La posible llegada de Franck Ribery (ayer los rotativos catalanes deportivos ‘Sport’ y ‘Mundo Deportivo’ aseguraban que el club culé ya tiene un principio de acuerdo con la estrella gala para la próxima campaña), ha puesto nervioso a Thierry Henry. Y no es para menos, porque el equipo de sus amores tiene en mente deshacerse de él para dar paso a la joya del Bayer de Múnich.
Por ello, y ante el miedo de su marcha, Henry hizo ayer la pelota a sus superiores con el fin de convencerles de que se merece continuar en Can Barça, si no es por su juego, que sea por sus sentimientos. El francés mostró en ‘La Vanguardia’ unas ideas de línea independentistas similares a las de Pep y Joan y aseguró estar “muy agusto en el mejor club del mundo”.
"Me encanta la ciudad, aquí se vive y se come bien. Estoy en uno de los tres o cuatro mejores clubes del mundo. Es normal que quiera acabar aquí. Llevar esta camiseta es un honor, pero antes de entender la camiseta, hay que entender al club”, afirmó el ‘14’ azulgrana.
Pero por mucho que lo intente, todo apunta a que la opinión de la entidad catalana no cambiará, y si finalmente Ribery no llega, aterrizará otro en su puesto. Por ello, Henry tendrá que ir haciéndose a la idea de que si quiere quedarse en Barcelona, lo hará chupando banquillo.
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