Los supositorios culés de la semana

El Infiltrado trae las barbaridades que se dicen del Madrid en medios catalanes





1.  La Supercopa, un título menor.


Dijo Mourinho que la Supercopa es un título menor y tiene toda la razón, así que habrá que centrarse en los títulos importantes. A partir de ahora el objetivo es mantener los cinco puntos de diferencia que el Barça le lleva al Madrid. El domingo, el Valencia visita el Camp Nou y nadie puede despistarse. Solo queda analizar qué pasó en la primera parte y llevarse el buen recuerdo de la segunda. 

 

Respuesta del Infiltrado:  La Supercopa ha pasado de ser el título con el que el Barcelona podía hundir al Madrid a ser un título menor. Es curioso cómo cambia la historia cuando el que gana algo es el cuadro azulgrana o el eterno rival. El 'chupito' o el 'copazo', depende del ganador. Pero lo que está claro es que perderla contra el Madrid ha escocido mucho en el Camp Nou. Es cierto que la Liga es más importante, no lo vamos a negar, pero a los culés se les ve el plumero...


 


2.  Quien no se consuela es porque no quiere.


Un final épico, jugando más de una hora con solo diez hombres, mereció mayor recompensa. El Barça tuvo en las botas de Pedro, de Tello, de Messi... la posibilidad de empatar y conquistar el título. Pero, en esta ocasión, la fortuna fue esquiva. Apelar ahora al orgullo blaugrana no es un consuelo. El equipo de Tito Vilanova no se dio por vencido ni en el tiempo de descuento.

 

Respuesta del Infiltrado: En Barcelona se creen sus propias mentiras. Es cierto que los azulgrana tuvieron el balón en la segunda parte, pero ni mucho menos avasallaron al Madrid. El Madrid, sin posesión, tuvo tantas o más ocasiones que los culés en la reanudación. En cualquier momento la Supercopa podría haber quedado finiquitada. En Can Barça se consuelan con el 'orgullo', aunque digan que no. Allá ellos.

 


3.  Mourinho es culé.


Mourinho no es madridista. Ni pretende serlo. En estos momentos ejerce de mercenario del banquillo a las órdenes de Florentino Pérez. Como antes lo hizo en el Inter, en el Chelsea o en el Oporto. Mourinho, de corazón, es culé. Y su deseo, ahora por supuesto inconfesable, es dirigir al Barça. Y que el Camp Nou coree con devoción su nombre. Por eso le duele tanto que el público blaugrana le envíe, con sus cánticos, al teatro. Porque lo que le gustaría a Mourinho, de verdad de verdad, es ser ahora Tito Vilanova.

 

Respuesta del Infiltrado: Mascaró es un personaje peculiar. Es capaz de hacer monólogos como éste, más propios del Club de la Comedia que de un diario deportivo. Hasta no hace mucho, el periodista del diario Sport aseguraba que el portugués es un mercenario, que se mueve por el dinero. Sin embargo, ahora resulta que su corazón es culé. Sinsentidos de la vida. Sea como sea, el mercenario va a título por año con el Madrid y sólo le falta la Champions. Con profesionales así, ¿Quién necesita entrenadores como Guardiola, culé de corazón que dejó tirado al Barcelona?

 


4. Mateu Lahoz, árbitro de cámara de Mourinho.


Lahoz, el árbitro de cámara de Mourinho, influyó menos de lo esperado, pero dejó que el Madrid jugara de forma más agresiva. Normal. Eso ya se conocía. La expulsión fue justa y, seguramente, Xabi Alonso hubiera merecido también irse al vestuario, pero el colegiado no influyó decisivamente.

 

Respuesta del Infiltrado: Desde que Mourinho aseguró que Mateu Lahoz le gusta como árbitro, el acoso y derribo de la prensa culé para con el valenciano ha sido brutal. Les da igual que sea, con diferencia, el mejor colegiado de España. De hecho, tras la Supercopa le critican por no haber influido en el resultado. Normal, para ellos los buenos árbitros son los que le regalan partidos al Barcelona.

 


5. Piensa el ladrón que todos son de su condición.

 

Que el Madrid está acomplejado ante el Barça se demostró en la segunda parte del partido de anoche: encogido, miedoso, perdiendo tiempo y el Bernabéu presionando cada vez que los jugadores del Barça, pese a jugar con uno menos, trenzaban alguna acción cerca del área madridista. Eran los síntomas del pánico, que en los últimos minutos quisieron espantar con cánticos nerviosos. Podían ganar la Supercopa, sí, pero el miedo en el cuerpo no se lo quitaba nadie.

 

Respuesta del Infiltrado: Es cierto que el Madrid se echó atrás en la segunda parte, pero eso no tiene nada que ver con los complejos. El mismo equipo que acababa de demostrar su bajo nivel físico ante el Getafe no podía aguantar 90 minutos al mismo nivel, por más que en Barcelona acusen a los blancos de cobardes. El baño de los 'cobardes' en la primera mitad fue sublime y la Supercopa se quedó en el Bernabéu. Eso importa más que la 'valentía' azulgrana. Que sigan así de valientes y perdiendo los títulos.