No es muy habitual ver al seleccionador nacional criticar en público a un jugador, pero sin embargo, con el malagueño realizó una excepción. Del Bosque se ha 'hartado' endefender casos indefendibles como el de Piqué, el penoso mundial de Sergio Busquets o el bajón de Pedro Rodríguez en el último año. Ahí no hubo críticas, solamente ‘palmaditas' en la espalda y apoyo. ¿Por qué con Isco Vicente? ¿Acaso lo merecía?
Ni mucho menos fue una grave acusación, casi ni siquiera se puede considerar como un reproche, pero afirmaciones de ese tipo no hacen ni mucho menos bien al madridista. El fútbol de Isco es así, para bien y para mal. Es capaz de levantar al público de sus asientos con ese fútbol, sí, rizando el rizo en ocasiones, pero a pesar de todo, fue el mejor de España con gran diferencia.
Del Bosque se equivoca. Isco está destinado a ser el hombre que comande los designios de España en los próximos años. Afearle la conducta no puede llevar a nada bueno. Al contrario, el salmantino se expone a mermarle la confianza, a que Isco salte al terreno de juego, cohibido y sin confianza para intentar ese fútbol que le ha hecho grande.
Las críticas se hubieran entendido desde el momento en el que Isco hubiera estado desacertado, pero si alguien sacó del sopor al aficionado contra Bielorrusia ese fue el ‘22' de la Roja. Del Bosque ha naufragado últimamente en sus decisiones técnicas, pero parece que ya ni siquiera ostenta esa tradicional mano izquierda que le hizo el mejor gestor de vestuario en el pasado. Por el bien de España, debería rectificar. Isco no merece ‘peros'.
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