Bendito debut de la cantera





Juegan en una posición diferente, pero tienen algo en común. Además de su madridismo, Parejo y Raúl tienen orígenes parecidos. Uno creció en Villaverde y el otro en Coslada. Quizás por eso no se olvida de sus orígenes, de su gente y de lo que cuesta llegar al lugar que ocupa en la actualidad. Son chicos de barrio. Eso es algo que se lleva en la sangre y que Dani siempre recordará. Es alguien abierto, dicharachero, buen compañero, solidario y cercano. Y eso es su mayor valor personal. Mas teniendo en cuenta cómo es este mundo del fútbol, tan mediatizado y lejano. La cercanía se agradece.

Si como persona es grande, como futbolista se sale. Todos alaban sus cualidades de centrocampista: tiene una técnica exquisita, un gran control, le da salida a la bola como nadie y posee una visión de juego apenas vista en alguien de su edad. Por eso no fue casualidad que Bernd Schuster se lo llevara al stage de pre temporada en Irding, Austria. Y además con experiencia internacional debido a su cesión en el Queens Park Rangers de Briatore.

A pesar de que Schuster ya no está, el destino le tenía preparado el debut del domingo. No importa el entrenador, porque por sus condiciones es un jugador imparable. Ya tiene a buen recaudo la camiseta con la que debutó en Primera. Blanca, pulcra, trabajada y con el dorsal 17 a la espalda. Así luce la elástica de su “premier” con el Real Madrid en un lugar especial de su casa de Coslada. Por delante tendrá muchos momentos donde levantará copas con el Real Madrid, pero esa camiseta siempre será especial.

Dani Parejo debutó en el estadio más antiguo de Primera, El Molinón, para vivir su mayor ilusión desde que le da patadas a un balón: codearse con los jugadores del primer equipo del que, por fin, es un miembro de pleno derecho. Parejo es otro producto de la fábrica blanca al que, esperemos, cuiden de tal forma que no se acabe convirtiendo en otro emigrante.