¡Qué bueno que viniste!





Esto es lo que habrán pensado muchísimos madridistas al ver a Florentino Pérez dispuesto a rescatar al Real Madrid. Ahora mismo es el único capaz de sacar esto adelante, de cambiar la penosa imagen de uno de los mejores clubes del mundo y de fichar a los mejores. No lo tendrá fácil, él mismo lo ha reconocido. Debe hacer una gran revolución en una plantilla mediocre y, para colmo, hacer frente a un Barça casi intratable. Le acompañarán Jorge Valdano y Zinedine Zidane, ya se empieza a notar el cambio aunque sólo sea un candidato a la presidencia.

Sólo la presencia de estos tres hombres hace temblar a los demás clubes. Es tal el tirón de Florentino Pérez que no se había visto una cosa igual como la vivida en la mañana del jueves en el hotel Ritz de la capital. Prensa económica, social y deportiva, un total de cerca de 250 periodistas. Sí, parecía el Obama blanco. Me ha parecido un detalle por su parte y de persona honesta aceptar y explicar el error que cometió marchándose. Lo asume. Por eso vuelve, para quitarse esa espina que llevaba clavada durante tres años. Muchos meses en silencio a pesar de las continuas provocaciones de Ramón Calderón.

Pero lo más importante es que Florentino es muy madridista, un gran aficionado a este club al que le duele verlo hecho añicos. Su objetivo es recuperar la estabilidad institucional y crear un proyecto ganador. Si puede ser, con los mejores. Hay muchos jugadores por fichar y por despedir. Sólo le criticaría una cosa: que traiga a un técnico extranjero por aquello del nombre y el prestigio y no le de la oportunidad a Juande Ramos, que ha pasado de héroe a villano por tan sólo un partido. La goleada del Barça en el Bernabéu no fue culpa suya, sino de una plantilla corta que, compensada con tres o cuatro grandes jugadores es capaz de dirigirla hasta mi abuela. Estoy con Casillas, hay que darle continuidad. De todas formas, pase lo que pase, ¡qué bueno que viniste, Floren!