El Real Madrid quemó Múnich y peleará por la Décima

Lo avisó Rummenigge, Múnich ardería con la visita del Real Madrid. Y no mintió. Lo que no acertó a adivinar el pitoniso alemán es que esa quema se iba a producir porque su equipo iba a ser sacado del campo por el primer finalista de la Liga de Campeones 2013-14, el Real Madrid. Y es que 12 años después, los madridistas tendrán la ocasión de levantar la Décima después de un partido memorable en el Allianz Arena.

Y es que desde el primer segundo de encuentro se vio que el Real Madrid tenía la cara del ganador. Todas las bravuconadas que habían llegado en las horas previas procedentes de los empleados germanos, llámese Rummenigge, Guardiola o Breitner, a cual más listillo, parecieron servir de estímulo para un equipo, el merengue, que se plantó en el Allianz Arena con un par. Con ganas de dejar claro que aunque la aureola de imbatible rodeara al Bayern, el Real Madrid no era tan vulgar como algunos ‘entendidos’ habían querido vender.

Por si esto fuera poco, la dulce venganza sobre los germanos llegó de la forma más cruel y despiadada para éstos. Dos remates de cabeza de Sergio Ramos, en los minutos 15 y 20 de encuentro, permitían al Real Madrid ponerse 0-2 en el marcador. A Sergio sólo le faltó acercarse a Neuer con el capote y torearle al estilo de su amigo Talavante. Tiene que ser desesperante que, siendo alemanes, lleguen unos españolitos y te metan dos goles de cabeza y en tu propia casa. Humillante. El primero llegó tras un córner botado por Modric. El segundo remate del andaluz fue tras un saque de falta de Di María y toque de Pepe en el primer palo. Si el destino le debía una a Ramos ante el Bayern tras lo que pasó hace dos años, el internacional español se cobró la factura con un IVA próximo el 90%.

Con esa renta de dos goles a favor, el Real Madrid amenazaba al Bayern de la forma que más miedo le daba a Guardiola, a la contra. Ahí lucieron los ‘atletas’ a los que Pep temía. Y es que fue en una jugada perfecta de contragolpe como el Real Madrid volvía a silenciar el Allianz Arena. La ‘BBC’ se juntó desde la frontal del área propia. Benzema se fue a la derecha, tocó hacia la carrera de Bale por el centro, el expreso de Cardiff volvió a vestirse de Bolt para llegar a la frontal, y cuando parecía que dispararía a puerta prefirió tocar hacia la izquierda, donde estaba Cristiano Ronaldo. El portugués no controló, remató. Acertó. Superó a Neuer por bajo y ponía el 0-3. El madridismo que se dejaba escuchar en Múnich estallaba. Olía a sentencia y a Lisboa.

Sólo hubo un ‘pero’ a la primera parte del Real Madrid. Quizá demasiado grande. Xabi Alonso vio una cartulina amarilla, ya con el 0-3 en el marcador, que le hizo querer morirse. Estaba apercibido. Sabía en ese momento que se perdía la finalísima de la Champions. El vasco fue a cortar una pelota abajo, y el jugador del Bayern se le adelantó. Tocó pierna en lugar de balón. Proença tampoco se cortó mucho, igual con otro colegiado no habría habido sanción. Una pena.

La segunda parte fue la de la confirmación de lo histórico que se estaba viviendo. El Bayern se estrelló una y otra vez contra ese muro defensivo que fue el Real Madrid. En 180 minutos de eliminatoria los alemanes no pudieron superar a Iker Casillas. En Múnich, tanto Pepe como Sergio Ramos en el centro de la defensa estuvieron imperiales. También fabuloso Dani Carvajal conteniendo a Ribéry y dejándose ver en ataque, al igual que Coentrao, al que Robben no pudo meter mano en ningún momento.

Los minutos caían y el 0-3 seguía haciendo sonreír al madridismo. Los aficionados merengues desplazados al Allianz Arena se dejaban escuchar cada vez más. La desesperación de los locales propició que incluso hubiera pitos para su equipo por la inoperancia a la hora de atacar. Y es que el Real Madrid maniató el sistema de Guardiola por segundo partido consecutivo, demostrando que tener un 65% de posesión de balón no te asegura la victoria. Ni siquiera la derrota decorosa.

El madridismo ya se veía en Lisboa y, para rematar la fiesta, un lanzamiento de falta de Cristiano Ronaldo en el último minuto de partido ponía el orgásmico 0-4 para los blancos. El portugués lanzó raso, justo donde estaba la barrera. El muro alemán levantó los pies y fue engañado. Neuer sólo pudo volver a lamentarse cuando vio el balón en la red. El Real Madrid cerraba de esta forma una noche histórica, que será recordada por muchos años, y que tiene que ser la antesala de la tan ansiada Décima. De momento, el 24 de mayo el Real Madrid jugará esa gran final. Después de apagar el fuego de Múnich, ¡Cibeles ya espera a la orejona!