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Una vez más el árbitro permitió el juego agresivo del Atlético de Madrid, que frenó al Real Madrid a base de patadas y empujones. Fernández Borbalán se limitó a ver el partido de cerca y pitó alguna que otra para que la imagen no fuese tan mala y poder escudarse en que pitaba las más fuertes.
Además, Fernández Borbalán permitió a Simeone sus espectáculo de protestas y gestos chulescos hasta que ya no le quedó otra que expulsar al argentino después de que diera una colleja al cuarto árbitro. El entrenador del Atlético de Madrid campó a sus anchas en el césped y, luego, en las gradas, donde no podía estar.
Para colmo, el árbitro se ‘olvidó' del espray para marcar las distancias de las barreras, así que dejó libertad a los jugadores del Atlético de Madrid para moverse a su antojo hacia el balón cuando el Real Madrid disponía de jugadas a balón parado. En resumen, un desastre de Fernández Borbalán.
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