El eterno tópico sobre la eterna situación de una duda positiva ha llegado a la mente de Carlo Ancellotti. Es el ‘bendito problema’ que le genera la recuperación de Gareth Bale y que le ‘obligará’ a elegir a quién pone en cada partido en un vestuario rebosante de estrellas. El estilo del galés es único y eso hace al Real Madrid más imprevisible y con más armas.
Sin Bale hemos visto a un Real Madrid soberbio con un Isco y un James mayúsculos, que pondrán a prueba la difícil situación de elegir el mejor once al entrenador, que viene variando entre un 4-4-2 un 4-3-3 según los hombres disponibles. No obstante, no lo será tanto para Ancelotti, pues, por lo pronto, ya avisó que el de Cardiff jugará de inicio ante el Rayo.
Las malas lenguas ejercen su derecho a opinar malmetiendo que el regreso del galés será un problema, pero nada bendito, sino maldito por aquello de, supuestamente, volver a sentar a Isco en el banquillo. Ya le gustaría a muchos tener que tomar una decisión sobre la terna de posibilidades que tiene Ancelotti sobre la mesa cada fin de semana. Es la fuerza del Madrid, que salga quien salga es igual de amenazante para el rival y con más flexibilidad táctica que nunca.
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