Todo comenzó cuando en pleno entrenamiento, en una sesión de series de ataque y defensa, Cristiano Ronaldo decidió demostrar su habilidad con el balón en los pies a base de bicicletas, una determinación que hizo que el vestuario se burlara de Phil Babb y de cómo el portugués se le había escapado.
"Un pequeño niño venía hacia mí. Me hizo una, dos, tres 'bicicletas' y me pasó. El resto de los jugadores se rieron y me dijeron: 'Babbsy, ese chico te humilló'", recuerda Phil. Sin embargo, no hubo una segunda vez y Cristiano aprendió aquel día una valiosa lección cuando Babb le tiró al suelo en la siguiente acción.
"La siguiente vez que intentó hacerlo, pasó el balón por delante de mí y yo lo recibí con un codazo en la cara. Lo noqueé. Entonces lo fui a ver al suelo y le dije: 'no más'. Él sólo me miró, todo el mundo se calló y Cristiano se levantó y se fue al otro lado del campo para no regresar", asegura el ex jugador irlandés.
Se trata de una anécdota desconocida hasta el momento en la carrera de Cristiano Ronaldo, que aquel día aprendió que durante su vida como futbolista podía toparse con férreos marcajes y con jugadores que no aceptan que haya compañeros de profesión más hábiles con la pelota en los pies.
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