Pepe se mueve en estos momentos en el 'filo' de la navaja. Tras completar un 2016 inolvidable en el que ganó la Champions y la Eurocopa como titular, esta temporada se le está atragantando por las lesiones. Justo en el peor momento, cuando está a punto de cumplir 34 años - los celebrará el próximo domingo - y solamente tiene cuatro meses más de contrato con el gran club de su vida. Por eso su suplencia en los últimos partidos estaba empezando a ser una losa para él, ya que veía cómo el tiempo se le empezaba a acabar para demostrarle a Zidane y al club que sigue siendo imprescidible.
Pero, cosas del destino, Varane se ha lesionado y ahora todo apunta a que estará cuatro o cinco semanas de baja. Así que el técnico se verá obligado a recurrir al propio Pepe o Nacho, jugador que está completando el mejor año de su carrera deportiva. Así que la competencia seguirá siendo dura, pero al menos el portugués se va a asegurar contar con bastantes minutos en los próximos partidos. Y eso implicará probablemente jugar el 7 de marzo en San Paolo ante el Nápoles.
Ante ello Pepe está dispuesto a aferrarse a esta oportunidad con uñas y dientes. Su deseo es volver a encandilar al entrenador para afianzarse en el eje de la zaga y dejar claro a todo el mundo que merece renovar. Que su estado de forma merece mucho más que jugar la próxima temporada en China, por mucho que allí sean capaces de ofrecerle 15 millones de euros al año.
Porque en el fondo Pepe quiere seguir en el Real Madrid un par de años más. Se ve con fuerzas, ganas e ilusión. Pero tiene claro que no lo hará para ser 'comparsa' y alternar banquillo con grada. Para estar así tomaría la dura decisión de marcharse. Así que la baja de su compañero Varane le pone en bandeja la oportunidad de reinvidicarse y de hablar en el campo pidiendo la oferta de renovación que él quiere y que está condicionando la toma de su decisión. Dos años más garantizados para estar tranquilo y seguir centrado en el equipo.
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