El estadio maldito que se convirtió en fetiche

Riazor ha pasado de ser un infierno a una balsa de agua para el Madrid


benzema, lucas, varane,

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En los últimos tiempos cuando se nombraba el estadio de Riazor entre el madridismo surgía cierto escalofrío. El feudo del Deportivo de la Coruña parecía haberse convertido en una especie de terreno maldito, de territorio inexpugnable para el mejor equipo del mundo y de hecho allí cosechó durante un largo periodo de tiempo una de las peores rachas de toda su historia.

El Real Madrid acumuló la friolera de 17 años sin poder vencer al Dépor en Riazor, una cifra que llama poderosamente la atención en un equipo que está acostumbrado a ganar en todos los sitios que visita. Sin embargo, algo pasó durante todo ese tiempo en Coruña y los astros se alinearon para que los blancos nunca pudieran llegar a vencer durante esas 17 temporadas.

Esta racha se dio desde el año 1992 hasta el 2009, pero a partir de ahí las tornas cambiaron por completo. Por fin el Madrid se conjuró, como si de uno de los partidos más importantes se tratase, para conseguir ganar al Dépor en su casa. Lo hizo además a lo grande, con un detalle de esos que el madridismo jamás olvidará por su elegancia y por su trascendencia. Aquel día que se rompió el maleficio fue el que Guti dejó el balón de tacón a Benzema cuando nadie lo esperaba para que el francés marcara a placer. Un gesto técnico que ya ha pasado a la historia del fútbol y que todavía hoy sigue siendo recordado.

Todo cambió

Desde entonces la situación ha sido muy distinta. Riazor ha pasado de ver cómo su Dépor parecía invencible ante el Madrid a presenciar cómo los blancos se pasean por allí como si estuvieran en su propia casa. Cinco victorias del Real y un empate es lo que han deparado los choques entre blanquiazules y merengues en Coruña, y entre estos encuentros se han dado resultados auténticamente espectaculares como el 2-8 de la campaña 2014/2015 o el 2-6 del año pasado, con la Liga en juego.