Las imágenes fueron claras en televisión: Luka Modric estaba encendido y preguntaba al árbitro qué estaba pasando después de haberse sentido perjudicado en los dos goles iniciales de Francia, que se marchó al descanso con una ventaja de 2-1 tras un gol en una falta que no era y un polémico penalti.
"El penalti no era, la falta del 1-0 no era...", enumeraba Modric, visiblemente molesto con las decisiones del árbitro, antes de saltar al terreno de juego para disputar la segunda mitad. El croata ejerció de capitán y se mostró muy cabreado con el arbitraje del argentino y sus asistentes.
El gol inicial del partido, de Mandzukic en propia meta, nació en una falta inexistente de Brozovic sobre Griezmann. Tras el empate de Perisic, el 2-1 fue obra de Griezmann en un penalti dudoso por mano del propio Perisic, involuntaria pero que aun así fue indicada por Pitana tras consultar con el VAR.
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