Este sábado vivió una jornada atípica en el Bernabéu. Cada vez que tocaba el balón el camero, notaba el ‘runrun’, el murmullo y algunos pitos por parte de algún sector de la grada, aunque el propio Ramos aseguró que “no” los había notado, pero reconociendo que tienen que “asumirlo”. Los pitos fueron de más a menos, aunque en la segunda parte cuando el Valladolid rozó el gol con dos disparos al larguero se generalizaron.
Sergio Ramos conoce el Real Madrid como la palma de su mano. Sabe que este público, uno de los más exigentes del mundo ha pitado a grandes futbolistas, como Ronaldo, Zidane o el propio Cristiano en alguna ocasión en las últimas temporadas. El capitán, como él mismo ha dicho, lo asume con naturalidad. Es parte del juego.
Pero lejos de esconderse o agachar la cabeza, el ‘4’ blanco asumió la responsabilidad en la pena máximo como primer lanzador del Real Madrid y se reivindicó con su cuarto gol de la temporada desde el punto de penalti –tres en LaLiga y uno en la Supercopa-. Aunque antes de su lanzamiento a lo ‘panenka’, el capitán tuvo que escuchar como parte del público coreaba: “Vini, Vini, Vini” para que lo tirase el joven brasileño después de fabricar el tanto que abrió el marcador.
El central andaluz siempre da la cara por el equipo. Lo hizo en Melilla, acompañando a Solari en su primer desplazamiento, y lo hizo este sábado ante el Valladolid también después del partido. Ramos entendió “el sentir de la afición, los silbidos y todo” y reconoció que son los futbolistas lo que tienen que “cambiar eso”.
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