La Ciudad Condal está viviendo y vivirá unos días de manifestaciones, en algunos casos revueltas, que afectarán directamente al Clásico, que incluso podría cambiar de sede al Santiago Bernabéu, de fecha o aplazarse. El Comité de Competición lo decidirá el próximo martes 22, cuatro días antes del partido, y las consecuencias son evidentes.
Si finalmente se disputase en la fecha estipulada, el Madrid, tal y como ha podido saber Defensa Central, teme una encerrona en las horas previas al duelo en el feudo azulgrana porque al jugarse por la mañana (13:00 horas) viajará el día anterior, el viernes 25, y hará noche allí para luego regresar después del choque. (El análisis: ¿a quién beneficiaría un aplazamiento del Clásico?)
La expedición blanca, con el cuerpo técnico de Zinedine Zidane y la plantilla, tendrán que dormir en un hotel de la ciudad, y se corre el riesgo de que haya independentistas que aprovechen la presencia de los blancos allí para provocar altercados o simplemente que no les dejen dormir correctamente provocando ruidos durante la noche del 25 al 26 de octubre. El Clásico es el mejor altavoz posible para el independentismo.
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