El Real Madrid volvió a hacerlo y, tras ir perdiendo ante el Bayern, remontó el partido (2-1) con un ‘doblete’ de Joselu y ya está en la gran final de Wembley, que se jugará el próximo 1 de junio contra el Borussia Dortmund, que eliminó al PSG en semifinales de la Champions.
El camino para llegar a la final de la Copa de Europa, sin embargo, no estuvo exento de dificultades y obstáculos, entre ellos, el del árbitro, el polaco Szymon Marciniak, que no tuvo un buen día y firmó una actuación muy deficiente.
El colegiado anuló un gol del Real Madrid en el minuto 71 cuando Luka Modric sacó un córner desde la parte derecha de su ataque y, tras una serie de rebotes, el propio Alphonso Davies introdujo la pelota en su portería. El árbitro señaló una falta previa de Nacho Fernández sobre Kimmich, en una jugada bastante discutible.
Sin embargo, la jugada más polémica fue la que tuvo poco antes de que el árbitro señalara el final del partido, después de jugarse casi cuarto de hora de tiempo añadido en el segundo tiempo. Era el último ataque del Bayern en una jugada en la que un pase largo de Kimmich acabó en las botas de De Light, que pudo anotar, aunque la acción ya no valía. La jugada estaba anulada por fuera de juego de Mazraoui y Müller que pitó el polaco Marciniak. Todo terminó en gol, pero antes ya había sido anulado.
“Ha pitado antes del remate, Lunin lo habría parado si no llega a silbar”, reconocían desde dentro del vestuario merengue, bastante enfadado con el arbitraje de este miércoles, hasta el punto de que sacó de quicio a Nacho después de anularle un 1-1 que hubiera sido justo.
DEJA TU COMENTARIO