Hubo pasillo... azulgrana







Finalmente sí hubo pasillo. Se había especulado con la posibilidad de que los jugadores azulgranas saltarían al terreno de juego con unas camisetas de apoyo al lesionado Milito, pero la cordura reinó en el seno de la plantilla. La noche debía ser del Real Madrid y así fue. Los jugadores del Barcelona ejercieron con deportividad la norma no escrita de homenajear con el pasillo al ganador de la Liga, y así lo hicieron cuando el conjunto madrileño, encabezado por el capitán, Raúl González, saltó al terreno de juego.

El gesto estuvo completo por el saludo de Frank Rijkaard que encabezó los aplausos y saludos a los jugadores blancos. Las caras de los azulgranas eran todo un poema pero cumplieron con el protocolo mordiéndose la lengua mientras los campeones se llevaban una tremenda ovación de un Bernabéu a reventar.

Faltaron los auto excluidos Etoo y Deco, pero el pasillo fue completo. Ambos desde su casa debían tirarse de los pelos al ver que no sólo se estaban perdiendo el trillado gesto de reconocimiento sino que su equipo quizá los iba a necesitar a lo largo de los noventa minutos.

Pareciera que el reconocimiento enrabietaría a los culés para salir a comerse a su rival con el pitido inicial, pero nada más lejos de la realidad, 20 minutos y el Madrid ya ganaba 2-0.

Además, el Bernabéu se acordó de uno de los ausentes en las filas azulgranas: además de botar y entonar el "campeones, campeones", no dejó pasar la ocasión de dirigirle al "crack" camerunés, con arreglos, su propia cancioncilla. El Bernabeu se vengó. Entonó el "Eto"o, cabrón, saluda al campeón".