El astro galo, que en la actualidad ocupa el cargo de asesor presidencial en el organigrama blanco, se saludó en la vispera del partido con toda la plana mayor de la directiva madridista que estaba allí presente, encabezada por su presidente, Florentino Pérez, y Jorge Valdano, Director General del club. Tras ello, vivió con los nervios a flor de piel el choque entre los dos equipos de sus amores, el Olympique de Marsella y el Real Madrid. Al final, la victoria madridista demostró que Zinedine se ha quedado del lado de los buenos, del lado blanco.
MARSELLA, LA CIUDAD QUE VIO NACER AL MITO
Hay que recordar que, aunque en realidad nunca llegó a militar en el club galo, Zidane es seguidor confeso del Olympique desde que prácticamente era un niño. Criado en uno de los barrios marginales de esta ciudad francesa (sus padres eran magrebíes), el considerado por muchos el mejor jugador de los últimos 20 años se hizo aficionado a este deporte gracias, en buena medida, a otro mago del balón como era Francescoli, que marcó una epoca en el tiempo que jugó en el país vecino.
Tal era su devoción por el futbolista uruguayo que su primer hijo lleva precisamente el nombre de este genial futbolista, Enzo. Además, durante sus casi 18 años de carrera profesional, no se ha cansado de manifestar en multitud de ocasiones la fascinación que sentía por este jugador, del que copió muchos de los movimientos con los cuales se hizo famoso en el mundo entero, aunque finalmente el alumno acabó superando con claridad al maestro.
UN DIRECTIVO EN CIERNES
Ahora, ya retirado del fútbol, Zidane empieza a dar sus primeros pasos en su nueva faceta profesional: la de directivo. Hombre de confianza de Florentino Pérez, ya se le ha visto en un par de ocasiones en el palco del Santiago Bernabéu. Y esta noche hizo su debut en competición europea de la mejor manera, ya que pudo ver 'in situ' la clasificación del Madrid para la siguiente ronda de la Champions por decimotercer año consecutivo.
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