Corría el 21 de abril pasado cuando al Real Madrid se le escapaba entre los dedos sus opciones de lograr la Liga. Tras realizar una remontada sorprendente que incluía 15 victorias y un empate en 16 encuentros, el conjunto blanco estaba obligado a ganar en casa ante el Getafe para continuar manteniendo la diferencia de cuatro puntos con el líder, el Barcelona. Sin embargo, los de Juande Ramos se toparon con un Getafe muy bien colocado en el campo y que estaba dispuesto a amargarles la noche.
No en vano, un cabezazo de Roberto Soldado adelantaba en el primer tiempo a los sureños, aunque el "Pipita" Higuaín se encargaría de igualar antes del descanso. Con el empate, todo parecía que iba a cambiar en el segundo periodo, pero la realidad fue que el Getafe continuó dominando el encuentro hasta que Albín hizo el 1-2 a falta de ocho minutos para el final.
La machada esta servida y, aunque el juego del equipo no invitaba al optimismo, no se le podía dar por muerto. Así, Guti empató de un libre directo tres minutos más tarde, en un tanto que abría de nuevo el partido. Momentos después llegó el penalti de Pepe sobre Casquero y la consiguiente agresión; pero el mediocentro azulón fue incapaz de anotar la pena máxima y dejaba con vida a los merengues con unos minutos por jugar.
Una concesión que, con Higuaín de por medio, lo más lógico es que se acabe por pagar. Y así fue, porque en el 92 el argentino cogió la pelota en la línea de tres cuartos, se deshizo fácilmente del Cata Díaz y salió por la izquierda en el regate. Con una gran potencia y velocidad encaró el área rival y justo cuando pisaba la línea delimitadora lanzó un zurdazo que se colaba por la escuadra de Stojkovic. El Real Madrid ganaba y se permitía la opción de seguir soñando. Aunque lo que ocurrió después, ya es otra historia.
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