Bernabéu: te toca a ti arreglar esto

El maltrecho césped de Gerland se acaloró cuando vio sobre sus aposentos a las rutilantes estrellas del Madrid. Algo parecido le pasó, al principio, también al equipo galo que se echó escandalosamente atrás. Fue un Xerez a la europea.

Los blancos se adueñaron de la pelota de tal forma que sólo había pases, horizontales eso sí, con origen y destino merengue. Sólo Cristiano se salía un poco del guión establecido, con una serie de malabarismos que tampoco llevaron a ningún otro sitio que no fuera el cabreo del público francés. De las porterías, poco o nada de rastro. El Madrid moría en la frontal del Lyon y el Lyon moría en las vallas de pusblicidad que custodiaban la portería de Casillas. El tino era excaso y el respeto aún más.

Coletazos franceses

Sin embargo, el Madrid fue perdiendo gas ante la próxima llegada del intermedio. Xabi y Diarrá, noverdad en el equipo inicial, no daban abasto para tapar los ataques en estampida de un Lyon que se desmelenaba cada vez que robaba un balón. Olían la sangre del Madrid. Además, Marcelo volvió a poner en entredicho su capacidad para jugar como lateral en partidos de empaque lejos del Bernabéu. Con el brasileño tarjeteado, el inglés Atkinson quiso marcar paquete amonestando a Xabi Alonso que, al igual que Marcelo, tampoco podrá jugar el choque de vuelta y a Arbeloa.

Pellegrini paecía ansioso por pedir ese tiempo muerto salvador que otros deportes techados ofrecen como recurso, sin embargo, el reloj se le terminó de parar cuando Delgado estrelló un zapatazo desde la frontal en el poste de un Casillas al que sólo le dio tiempo a girar el cuello. El gong del descanso salvó al Madrid.

Mokoun, golazo castigador

La dinámica loca en la que se metió el partido acabó por matar al Madrid. En medio del desbarajuste apareció Makoun para patear un balón desde fuerá del área y castigar un mal control de Granero. El zambombazo acabó en la red y el Madrid besó la lona. La Décima peligraba más de lo esperado. Y es que el físico del Lyon sacó del campo al Madrid.

Los blancos apenas crearon peligro. Higuaín tuvo un mano a mano un tanto escorado con Lloris que éste le sacó con una mano Casillística. Precisamente Iker pudo salvar la eliminatoria en un mano a mano con Cissokho que sacó con las piernas cuando el madridismo perdía el corazón y la paciencia a partes iguales. Y allí murió el partido. El Madrid no dio la talla y lo pagó. Sólo queda apelar al Bernabéu para que la enésima catástrofe no vuelva a sobrevolar Chamartín. El partido de vuelta se debe empezar a jugar (y esperemos que mejor) desde ya.

Fotografía de portada: realmadrid.com