El quinto clásico del año no ha levantado la expectación esperada en Barcelona, al menos de momento. El motivo no es otro que el intento del club azulgrana por hacer caja con el encuentro ante los blancos. Rosell y los suyos decidieron que todos los aficionados, incluidos socios y abonados, deban pagar por ver el choque de la Supercopa.
Una circunstancia que se añade al hecho de que el partido de vuelta se dispute entre semana, nada menos que en miércoles. A pesar de todo, en Can Barça no parecen muy preocupados por la marcha de las ventas, puesto que consideran que finalmente sí se llenará: "todavía no se ha empezado a hablar de la Supercopa. El encuentro se irá calentando y suscitará más interés conforme se aproxime el torneo”, aseguran continuamente desde el club.
Por su parte, la política del Real Madrid sí ha facilitado la presencia de aficionados en las gradas, y eso se demuestra en el hecho de que sólo queda por vender una decena de entradas para palcos VIP. Así, mientras que en Barcelona las taquillas continúan abiertas, en la capital ya ha comenzado incluso la reventa, con precios que alcanzan hasta los 1.000 euros.
La percepción de las dos aficiones respecto al primer torneo del año también tiene que ver en que el Bernabéu ya esté esperando con ansia y que el barcelonismo no tenga prisa. En Madrid hay muchas ganas de acabar con la hegemonía azulgrana, y el equipo se ha esforzado en demostrar que tiene la mente puesta en los dos partidos de la final. Por su parte, los futbolistas azulgrana han preferido quitar importancia al partido una y otra vez y, aunque parezca un tópico, en el seno del club hay temor a que el Madrid acabe de una tacada con los éxitos deportivos de los culés. ¿Conseguirá el Barcelona llenar finalmente el Camp Nou?
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