La llegada de Messina al Real Madrid tiene muchos condicionantes. En primer lugar, el económico. El italiano no vendrá al equipo blanco por menos de 2.3 millones de euros de ficha o, lo que es lo mismo, casi el doble de lo que percibe Joan Plaza en la actualidad. Además de su propio salario, Messina solicitará plenos poderes a la hora de contratar jugadores sin que la ficha de éstos sea un condicionante que aborte los fichajes. En el tema deportivo, ligado a lo anterior, Messina no se conformará con retales. Como máximo responsable, decidirá directamente las altas y bajas de la sección sin ‘importarle’ el dinero que se pierda en las operaciones.
Su forma de llevar un equipo de baloncesto dista mucho de lo que últimamente ha sido el Real Madrid. Esa será la mayor dificultad que encontrarán los blancos para contratar a Messina. Acostumbrado a lidiar con un presupuesto sin fisuras en Moscú, las limitaciones en el tema económico que le pudiera poner el Real Madrid podrían acabar echándole hacia atrás. La negociación se presenta compleja en todos los sentidos. Si Messina decidiera, finalmente, desestimar la oferta del Madrid, Joan Plaza sería la segunda opción. Su buen talante y profesionalidad le avalan. Con un buen presupuesto, seguramente, los resultados en los dos últimos años, también lo harían.
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