Jaric y Llull se alían para guiar al Madrid a semifinales

Los bases lideraron a un equipo que no vio peligrar la victoria en ningún momento





Plácida victoria la cosechada por el Real Madrid en su primera prueba de fuego en esta Copa del Rey. El equipo llegaba a Bilbao en uno de los peores momentos de la temporada, por lo que el triunfo se presentaba como fundamental para empezar a recuperar las sensaciones de un conjunto llamado a hacer algo grande esta misma temporada. Y a fe que lo ha conseguido, pues los de Ettore Messina dominaron a su antojo el encuentro y se permitieron sestear en el segundo tiempo con vistas al duelo de este sábado ante el Caja Laboral (20:30 horas, LA2 de TVE).

Sin embargo, el comienzo del partido no fue sencillo, pues aunque los merengues empezaron llevando el peso del marcador (9-5, min. 4), los de Sito Alonso se mostraron muy seguros en el tiro. Esto les permitió mantener la igualdad en los primeros compases e incluso llevó a los verdinegros a gozar de la única ventaja de todo el encuentro (13-14, min.6). En ese instante las cosas no pintaban bien, pues Prigioni se iba al banquillo con dos faltas personales mientras Lavrinovic acumulaba fallos incomprensibles bajo el aro. Por tanto, Messina se veia obligado a recurrir con prontitud a sus dos bazas nacionales, Felipe y Llull, en un movimiento que a la postre sería decisivo en el devenir del encuentro.

Los dos internacionales españoles aportaron potencia y rebote al equipo, lo cual, unido a la reaparición estelar de Hansen con dos triples, propició que el primer cuarto se decantara a favor del Real Madrid (23-20, min.10). Esto no fue más que el aperitivo de un magnífico segundo parcial para los merengues, en el que los de Messina acabaron por romper la eliminatoria. De nuevo Hansen, esta vez con un triple y un robo, abría la veda para que los blancos se desmelenasen y pusieran tierra de por medio merced a un Jaric espléndido. El serbio fue un verdadero estilete para el equipo y se dedicó a anotar de todas las posiciones y formas posibles.

Cómodo segundo tiempo


Mientras tanto, el Juventut intentaba contener el vendaval anotador encomiándose a la labor de Bogdanovic y Tucker. Pero lejos de lo que pueda parecer, sólo el balcánico tiraba del equipo, pues la estrella de la Penya demostraba que tenía el día aciago de cara al aro rival. Así, Bogdanovic no era suficiente para detener la sangría y los merengues se iban al descanso con un tranquilizador 51-39 que se había cimentado al comienzo del cuarto con un parcial de 17-4.

Real Madrid 90 (23 28 16 23): Prigioni (2), Kaukenas (4), Jaric (26), Garbajosa (9) y Lavrinovic (2) -cinco inicial- Reyes (10), Llull (29), Velickovic (-), Hansen (8), Tomic (-)

DKV Joventut 82 (20 19 19 24) : Valters (7), Tomas (8), Tucker (14), Bogdanovic (16) y Koffi (4) -cinco inicial- Fernández (), Hernández-Sonseca (8), Norel (3), Jelinek (8), Eyenga (8), Franch (2), Bueno (-)

Árbitros: Arteaga, Pérez Pizarro y Conde. Sin eliminados.

Pabellón: Bizkaia Arena. 14.447 espectadores.

Y a partir de ahí, el Real Madrid se limitó a mantener las diferencias mientras el Juventut intentaba a la desesperada acercarse en el marcador. Incluso los catalanes vieron cerca la posibilidad de remontar (63-56, minuto 16) gracias a una acumulación de tontas pérdidas en ataque del Real Madrid. Pero la cuarta falta personal de Tucker sobre Sergi Llull precipitó el principio del fin. Desde ese momento, el base balear se hizo el dueño y señor del encuentro, de manera que acabó firmando un último cuarto espectacular en el que sumó 16 puntos, para un total de 29.

Con 70-58 (minuto 32) el Real Madrid se limitó a permitir un intercambio de canastas con el Joventut, lo que, además, facilitó que Messina incluyese una serie de rotaciones en el equipo. De hecho, destacar como curiosidad que Bullock no jugó ni un solo minuto en el encuentro, lo que hace suponer que el norteamericano será una de las grandes bazas para las semifinales ante el Caja Laboral. Y es que la Copa del Rey no da a lugar a descansos y este sábado el equipo tendrá que refrendar la buena imagen mostrada en los cuartos de final.