Y los principales causantes de esa ruptura son fundamentalmente tres jugadores. El primero de ellos es Sergio Busquets, al que se le acusan de dos ‘delitos’: el primero es el de fingir continuamente entradas y agresiones por parte del Real Madrid con la única intención de llevar a engaño al colegiado de turno. Golpes en el pecho que se convierten en agresiones en la cara, zancadillas que se convierten en golpes en la rodilla. Un recital de teatro del bueno de un jugador que, pese a que los culés no quieran reconocerlo, fue el autor de la entrada más dura de los cuatro clásicos de las últimas semanas: la que le hizo a Xabi Alonso en la final de la Copa del Rey. Luego, el mediocentro del Barcelona, club adalid del respeto y el ‘fair play’, se tomó la licencia de llamar ‘mono’ a Marcelo, un detalle que mosqueó y mucho a los internacionales españoles del Real Madrid.
Los otros dos señalados por parte del ‘clan español’ del Real Madrid son el defensa Gerard Piqué y el extremo Pedro Rodríguez. El primero de ellos protagonizó un lamentable incidente en el túnel de vestuarios del Santiago Bernabéu al dedicar los siguientes improperios a los jugadores del Real Madrid: “Os hemos ganado vuestra Liga, y ahora os vamos a ganar la Copa de vuestro Rey”. Debido a ello, Sergio Ramos y Arbeloa han dejado de seguir a Piqué en el twitter, y el central del Barça ha tenido que dar explicaciones incluso al seleccionador español, Vicente del Bosque, por unos hechos que no tienen precedentes en el fútbol español.
Y el tercero y último en discordia es el canario Pedro Rodríguez. Resulta que el que tiene cara de niño bueno resulta que las mata callando. Su recital de vueltas de campana sobre el césped del Bernabéu fue simplemente espectacular. Y, salvo en una excepción, en ninguno de los casos hubo falta sobre el extremo canario. Afortunadamente Starks no calló en ninguna de sus trampas (si cayó en la que le tendió Dani Alves), pero ya ha quedado señalado de por vida por los internacionales españoles del Real Madrid. Él y el resto de jugadores del Barcelona. Por no saber ganar. Por violar el principio sagrado del ‘fair-play’. En definitiva, por hacer trampas…
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