El técnico del Barcelona quiere dar una imagen de cara al exterior de hombre intachable y severo con las indisciplinas. Así decidió implantar un código ético de régimen interno que acaba de entregar a sus jugadores, en el que se especifica todas las sanciones que podrían ser impuestas por faltas a los entrenamientos y salidas de tono en las conductas de los suyos.
Pero nada más imponer este nuevo código de disciplina, él es el primero en tomarse sus libertades. El bueno de Pep, ni corto ni perezoso, a decidido tomarse cuatro días de asueto, para irse de vacaciones con su familia. No volverá a entrenar con sus jugadores hasta el próximo martes, y dejará ejercicios específicos para cada uno de los hombres que no han ido con sus selecciones.
Algo inaudito, estas vacaciones que se toma el técnico de Santpedor. Cierto es que estamos en fechas de compromisos internacionales, y que todas las plantillas de los grandes equipos europeos se ven en cuadro en estos días, pero en lugar de aprovechar para trabajar con jugadores del filial, a los que tanto defiende Pep, y ajustar errores del equipo con los jugadores que quedan en Barcelona, prefiere tomarse unos días libres, al más puro estilo del funcionario vago y apoltronado.
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