Hérnialo, Rijkaard







La desesperación se ha hecho presa de Frank Rijkaard. Retomando la cinéfila frase de "el emperador y sus locuras", el técnico azulgrana lleva obligando jugar a Touré Yaya 10 partidos consecutivos desde que el club comunicara el pasado 9 de marzo que el jugador sufre una hernia discal.

El costamarfileño se ha convertido en una pieza fundamental en el esquema del Barça desde que llegó a principio de temporada, y tal es así que Rijkaard no ha dejado de contar con él más allá de la lesión que ha sufrido. Además, ésto denota la poca confianza que el técnico azulgrana tiene en otros que podían ocupar la demarcación de pivote defensivo como Márquez o Edmilson. Bien es cierto que el mexicano ha estado con molestias prolongadas durante dos meses en el pie, pero a él sí se le ha respetado su tiempo de recuperación.

La sobrecarga de partidos que lleva encima Touré es abusiva. Esta temporada acumula ya 33 partidos con el Barça, además de la disputa de la Copa de África en el mes de Enero, de la que no tuvo a penas recuperación. Rijkaard sigue estirando la cuerda hasta que esta se rompa.

El colmo de los despropósitos ha sido este fin de semana cuando entrenador barcelonista dio descanso a seis de sus titulares ante el Deportivo, y volvió a poner de la partida de Touré sin darle más que la última media hora del partido de descanso. Y todo ésto con la hernia a rastras que le ha hecho bajar de forma estrepitosa su rendimiento, así como la cordura de su técnico.

El martes ante el Manchester Rijkaard volverá a ponerle de nuevo de titular, lesionado y hasta cojo, y su limitada condición física será uno de los puntos fuertes que el ManU podrá explotar enfrentándolo a uno de sus mejores hombres en la media punta, Paul Scholes.