El Athletic regaló la Copa de España

Los vascos duraron 20 minutos sobre el campo. Posteriormente fueron un pelele. El Barcelona, sin hacer nada del otro mundo, sólo tuvo que esperar a que los de Caparrós se rindieran





Tal y como se esperaba, las vergüenzas de gran parte de las dos aficiones que estuvieron presentes en Mestalla salieron a la luz. Tuvieron su minuto de gloria y se rieron del himno que representa a su país. Un escándalo que no por esperado debería quedarse impune. Aunque con personajes como Juan Laporta de por medio y su gran bocaza política no se podía esperar otra cosa. Si el Comité Antiviolencia, el mismo que se pone tan chulito sancionando a algunos equipos por el tema de las banderas y los cánticos en los estadios, tiene dos dedos de frente, debería inhabilitar a este señor por promulgar la violencia con su publicidad y propaganda independentista que luego algunos, los más inteligentes en estos casos, se encargan de plasmar con ejemplos como la pitada al himno de su país.

Con ambas aficiones cachondas como una mona tras lo del himno el partido dio comienzo. Y lo hizo con el guión esperado. El Barcelona con el balón y el Athletic agazapado esperando cualquier fallo que le permitiera morder cual anaconda la yugular catalana.

Ficha técnica:

Athletic 1: Iraizoz; Iraola, Amorebieta, Aitor Ocio, Koikili; Orbaiz (Etxeberría 60’), Javi Martínez David López, Yeste; Llorente y Toquero (Vélez 60’)


Barcelona 4: Pinto; Alves, Piqué, Touré, Puyol; Busquets, Xavi, Keita; Messi, Bojan (Hleb 81') y Etoo

Goles: 1-0 Toquero (9’), 1-1 Toure (31’), 1-2 Messi (54’), 1-3 Bojan (57’), 1-4 Xavi (64’)

Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Toure, David López, Koikili, Messi, Keita,

Estadio: Mestalla. Lleno absoluto. 55.000 espectadores.

El Barcelona moñeaba en exceso con la pelota. Guardiola le hizo un regalo al más puro estilo Papá Noel con la inclusión de Touré en la defensa y de Busquets y Bojan en el equipo titular. La tan alabada Masía da buenos jugadores pero también vende auténticos petardos como los dos mencionados. Mientras el Barcelona se miraba en el espejo auto alabándose, el Athletic tiraba de fiereza y mala leche. No exento de fútbol, una triangulación de los de Caparros sellada con maestría por Javi Martínez, acabó en los guantes de Pinto. Un Pinto que no debió presagiar que ese balón que envió a córner acabaría en la red de su portería un minuto más tarde. Un cabezazo de Toquero, que se merendó al más puro estilo piraña tanto a Keita como a Xavi, acabó besando las mallas de Pinto que optó por ser muñeco de cera junto al palo de su portería.

Sin embargo, el Athletic no es un virtuoso de la defensa. Lo demostró haciendo internacional a Touré. Ningún jugador vasco le impidió avanzar y Gorka Iraizoz hizo el resto. Empate. Vergonzosa la celebración del jugador de Costa de Marfil que, ni corto ni perezoso, se sacó de la manga, nunca mejor dicho, un corte. Aragonés le hubiera metido un rapapolvo de cuidado al africano, pero Medina Cantalejo, probablemente, estaba tan encantado apuntando en su chuleta el gol del empate que se le debió nublar la vista. De haberlo querido ver le hubiera mandado a la caseta con manga y sin corte.

Tras mostrar el señorío del que tanto presumen en Barcelona, no podían faltar un par de secuencias del mejor actor del planeta: Daniel Alves ¡Qué gran actor se ha perdido el cine de Hollywood! Una entrada de David López dejó tan indispuesto a Alves que tardó, cronómetro en mano, 10 segundos en volver al campo. Eso sí, un par de vueltas en el suelo, un apretón de dientes y un amago de llanto le bastaron para engañar a Medina que, lógicamente, amonestó al jugador vasco. Este tipo de acciones deberían sancionarse gravemente. Engañar al árbitro, compañeros y aficionados está penado por ley. La cuestión es saber si la ley para el Barcelona es la misma que para el resto o diferente. Como diría Schuster, no hace falta decir nada más.

El Atheltic demostró el por qué de su pésima clasificación en el campeonato de Liga. Una defensa de circo, en la que Amorebieta y Ocio parecían más lentos de lo que habitualmente ya son. Sin mucho más y con la suerte que le ha acompañado a lo largo de la temporada, Messi se encontró con un balón rebotado con el que acabó superando a Iraizoz. Poco después era Bojan el que aprovechaba el regalo bilbaíno. Para cerrar el chiringuito, el internacional español, Xavi marcó el cuarto en un golpe franco. Tan franco como el pésimo comportamiento de un Athletic que se vino abajo como un azucarillo consciente de que su política deportiva le da para salvarse del descenso, con muchos problemas , pero poco más.